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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
8
Thriller. Drama El guión de Jorge Semprún se basa en el libro homónimo de Artur London que narra en primera persona las purgas estalinistas de las que fueron víctimas los disidentes del Partido Comunista checoslovaco, entre ellos el propio London. Estas purgas tuvieron lugar en el famoso Proceso de Praga de 1952. (FILMAFFINITY)
29 de septiembre de 2014
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El grito mudo de una pintada en un muro de Praga es para mí la puerta que abre el mensaje de la película "La confesión", del maestro Costa-Gavras. Tras un largometraje duro, machacón, que hace daño con sus reiterados interrogatorios y con un ambiente insano, el maestro franco-griego no oculta su pena (y la de muchísimas más personas) por creer en los principios marxistas y observar que en muchas ocasiones su práctica ha sido horrorosa. Tantas otras veces comprometido (incluso metido en el S.XXI, con lo raro que es eso) Costa-Gavras se va a la antigua Checoslovaquia para señalar con el dedo la infamia de unos procesos de enjuiciamiento amañados, lamentablemente manipulados, que no hicieron otra cosa que sumar de mayor contenido terrorífico la figura del despreciable Stalin, que en vida era quien dominaba los "satélites socialistas" a su antojo.

Cada vez que en la película se nombra al partido a lo que se hace referencia realmente es a Stalin, hoy lo sabemos, él mediante su chaladura tomaba las decisiones. Por mucho que se desclasifiquen archivos es complicado hacerse cargo de lo que suponían las purgas. Para el pobre Yves Montand, maravilloso actor que se supera en la interpretación del pobre alto cargo caído en desgracia, supone que por un capricho inexplicable ha de confesar ser el cabecilla de una conspiración inexistente. Decir que lo que le sucede es kafkiano es incluso ajustarse poco a la realidad, es más que eso, y lo peor de todo, muy probablemente fue tal cual, al menos yo me creo que sucedió así.

"La confesión" es una película dura que no recomiendo a nadie que no sepa de qué va Costa-Gavras, se puede hacer larga y tediosa. A mí me encanta que un hombre que no esconde que cojea del pie izquierdo sea capaz de señalar con el dedo una causa como la que aquí plantea, en cierta manera se adelanta haciendo autocrítica, por ello es por lo que creo que se trata una película hecha desde la tristeza. Tal vez lo que pudo ser no fue por culpa de la locura de Stalin. Los procesos de Praga son sólo un pequeño ejemplo, "La confesión" es una especia de homenaje a esos hombres sabios y de corazón que creyendo en los principios marxistas se vieron condenados sin sentido.

Por ello ese muro que habla en checo, tal vez en eslovaco, y le pide a Lenin que despierte me produce también una tristeza profunda. Costa-Gavras es único, cada vez lo tengo más claro.
Luisito
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