Si me dicen que en lugar de China es cualquier otra ciudad del mundo en un futuro postapocalíptico, me lo creo, incluso si me dicen que es Marte, colonizada dentro de varios siglos o cuando sea, también me lo creo. ¿Qué quiero decir con esto?; pues que "El lago del ganso salvaje" es tan rara por su ambientación que al menos por ahí es un éxito rotundo, perfecta en la creación de espacios cerrados, mostrando la vida en un laberinto de callejuelas, prácticamente siempre con luz artificial, claustrofóbica y original. Es tanto el peso que, en mi opinión, tiene la puesta en escena y la fotografía, que sólo por eso merece buena valoración.

No me importa (por esta vez) la historia, que es mínima. No me importan los elogios de Tarantino. En un mundo podrido en el que hablar de ética y de moral es como mencionar palabras que ya no existen, sólo nos queda el placer de disfrutar de la estética, y aquí, en esta película china, incluso esas formas se retuercen para alcanzar una victoria digna. El uso de la estética es un placer. Podríamos hablar de feísmo, ¿y qué?, creo que el recurso de acentuar el protagonismo de la imagen es un éxito.

¿La historia?; pues es lo de menos, unos mafiosos en motocicleta, ráfagas de violencia y una buena cantidad de dinero por ahí de reclamo. Mucha lluvia, que produce fango, algo de sangre para ensuciar bien las camisetas y un resultado final no apto para todos los paladares.