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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
9
Drama El idealista Sr. Mita, un directivo de una empresa de seguros, es degradado y enviado de la oficina central de Tokio a Osaka, donde conocerá a una variopinta colmena de desesperados que trabajan o frecuentan la posada donde se hospeda. (FILMAFFINITY)
19 de febrero de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sensibilidad con la que están filmados muchos de los mejores momentos de "La posada de Osaka" es algo que muy pocos directores de cine son capaces de hacer sin caer en una cantidad de errores enormes. Heinosuke Gosho sabe tocar las teclas adecuadas para crear una historia que da vida a muchas otras, siempre a partir de los movimientos y los ojos de un personaje que por necesidad acapara la mayoría de minutos y sobre quien recae todo el peso del largometraje. Se trata de una verdadera joya, una película que fluye como un río, con caudales distintos según el tramo aunque siempre sin brusquedad, con múltiples personajes que son capaces de transmitir sus dramas con el mismo interés cada uno.

Podría decirse que es una película en la que nada pasa y en la que también pasa de todo.

Heinosuke Gosho es uno de los directores más desconocidos en occidente, mucho más que Naruse incluso, sin embargo vale muchísimo el esfuerzo que convenga para buscarlo. "La posada de Osaka" está a la altura de cualquier otro drama de esa misma época, momentos difíciles para una sociedad que empezaba a arrancar sus motores pero que aún arrastraba el pesado lastre de una guerra perdida. El protagonista va a caer a una posada, por fortuna para los espectadores, en la que entabla relaciones con todos aquellos con quienes se encuentra, especialmente del sexo femenino y de quienes de forma incondicional conoceremos sus problemas. Algunos son dramas, otros son verdaderas tragedias. Pero por delante de todo, destila una humanidad que va por delante y que es la fuerza que crea el camino y la moral correctos.

No todos son idealistas, también estamos rodeados de maldad y de ruindad. Esa posada es el ejemplo perfecto de lo que supone hacer una extrapolación de una pequeña (minúscula) parte del mundo: efectivamente, el mundo es así.

Gosho no se cansa de tropezar una y otra vez. El resultado final supone un equilibrio perfecto, es cine de calidad, en cada esquina, en cada minuto: desde la geisha alcohólica y enamorada a la dueña de la posada, todos aportan alguna cosa que vale la pena. Perderse y descubrir a Heinosuke Gosho es lo mejor que le puede pasar a cualquier cinéfilo.
Luisito
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