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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
8
Drama Al este de Japón, en la zona que posee el paisaje más bello del país, en un pequeño islote vive una familia: los padres y sus dos hijos. Llevan una vida sencilla y austera debido a la escasez de agua y víveres. A pesar de ello son felices. Pero, un día, la desgracia llega a la isla y afecta duramente a la familia, que luchará silenciosa y resignadamente contra los elementos de la naturaleza. Un drama sin diálogos, en el que la imagen ... [+]
17 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las canciones que cantan unos niños son las únicas frases que se escuchan en "La isla desnuda", son las únicas palabras dichas por humanos, no hay más, ni falta que hace. Shindô es consecuente hasta el final, se plantea una película alejada de todo, aislada como esa familia, y es coherente sin discusión. También se escuchan los llantos de un niño, pero lo que es hablar, ni una frase. La música es la misma tanto para los momentos de alegría (que también los vemos, también los hay) como para los funestos momentos del drama desatado, algo que podría parecer no muy buena idea. Pero aquí funciona todo, aquí hay magia de verdad y no queda otra que olvidar las malas expectativas (y tantos y tantos prejuicios) que uno pueda tener al conocer de qué va "La isla desnuda"...

Es la vida tal cual, en una isla de Japón, una familia formada por padre, madre y dos hijos, concretada en el esfuerzo diario de todos por tirar adelante. Curiosamente rodeados de agua pero dependientes de forma absoluta de ese líquido, cargando arriba y abajo de forma incesante cubos y cubos... La magia del cine existe y me rindo, afortunado me siento, porque podría pensar que esto iba a ser una castaña pero la sensibilidad que desprende te hace sentirte más humano, te reconcilias con el arte de las imágenes en movimiento y te rindes. Sí, porque nos puede parecer muy ajenas sus vidas, anclados en los años sesenta pero viviendo como unos campesinos medievales (eso es opinión muy personal), pero te pones en su piel, sufres con ellos, entiendes sus dramas, es la vida sin artificios y tal cual, aparece la magia del cine que hace chas!! y todo funciona...

Tiene mérito, mucho mérito. Lo de Shindô es para quitarse el sombrero...

Podemos hacernos muchas preguntas sobre ellos, qué hacen ahí, qué motivos tienen para seguir ahí, qué les impide irse y qué necesidad hay de resignarse.. qué más dará...
Luisito
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