Todos sabemos que cuarenta son muchos años y que cuando se trata de efectos visuales nos encontramos ante otra manera de trabajar, otra manera de entender el género. Cuando las técnicas manuales eran las únicas y lo más parecido a los píxeles eran las bombillas, afrontar un trabajo como el de "Jason y los argonautas" debía ser un reto, un objetivo muy ambicioso. Ante esta realidad incuestionable los resultados son los que son y se puede valorar el conjunto desde la actualidad tanto como obsoleto como admirable. Si valoro sólo esos efectos puedo opinar que no está nada mal pese a los años, la lucha con los esqueletos es genial y el titán está más que bien. Lo demás puede que no tanto, es verdad.

Pero lo cierto es que si una película llega a entretener por su ritmo, por la historia, la acción o por lo que sea que suceden estas cosas, entonces esa película me da lo que necesito. La historia mitológica de los argonautas me ha ayudado a pasarlo bien, no puedo censurar sus efectos, los valoro justamente como sé. Para mí lo más importante es disfrutar cuando puedo, como aquí, sin complejos.

Puede que los actores actúen como muñecos, no son virtuosos de la interpretación, es cierto, pero a mí eso siempre me ha dado igual, ese tipo de exigencias también las puedo pasar por alto, es más, no me importa y lo hago encantado.