Me siento afortunado por haber podido disfrutar de esta joya del cine japonés, mucho más minoritario y desconocido para el mundo occidental. Reconozco haber llegado aquí porque lo ha dispuesto el azar, no porque sea un cinéfilo de biblioteca o algo parecido, no porque adore el cine de Ozu (más bien todo lo contrario) o porque tenga un interés especial en la historia del cine japonés. Más allá de Kurosawa, el mencionado Ozu o Mizoguchi, existe un cine que justamente hoy he descubierto a través de "Miraderu" ("Tormento"). Son muchos los motivos que me hacen sentir satisfecho tras ver este largometraje, que cuenta con una historia de gente normal, que han sobrevivido a la dura posguerra y que se enfrentan a situaciones comunes que se presentan en la vida ordinaria. Los personajes son clave, seres humanos como nosotros que sufren, padecen y sienten lo mismo que nosotros si nos tocara vivir igual que ellos.

Lo excepcional es que ellos son japoneses y se rigen por una cultura que nos es ajena, pero ello no impide que podamos ponernos en la piel de la bella Hideko Takamine y sentir lo mismo que ella siente cuando se pone en duda el valor de su vida desde que quedó viuda. La otra parte, la del cuñado aparentemente descarriado, también es una vida que puedo hacer mía como ser humano independiente. Mikio Naruse carga de contenido a los personajes a partir de detalles, poco a poco son más nuestros hasta que su desarrollo llega al límite y explota. No es fácil transmitir emociones a través del cine. "Miraderu" ("Tormento") está llena de vida. Hay un momento, mínimo y excepcional a la vez, en el que ella se siente agradecida y confiesa sentirse mujer, algo que hacía mucho que no sentía. Yo me lo creo, a ella y a todos: es es para mí el mérito de la película. Sin excesos sentimentales, tal como son los dramas.

Ciertamente, me siento afortunado por haber sabido apreciar una película así, no sé decir las cosas de otra manera. Tengo claro que no es un cine para todos, pero aquellos que sepan apreciarla van a quedar tan satisfechos como yo, lo cual devo decir que ha sido mucho.