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España España · Barcelona
Voto de Tithoes:
4
Terror De camino a una importante reunión de negocios, Claudio queda atrapado en el ascensor de unas oficinas. Pero llegar tarde a su cita no es el mayor de sus problemas, porque en el exterior se desata una hecatombe zombi, convirtiendo la cabina en un refugio: si él no puede salir, ellos tampoco podrán entrar. ¿O quizá sí? (FILMAFFINITY)
5 de octubre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: el talento del responsable, hasta ahora autor de innumerables cortometrajes inspirados en películas de pseudoterror (tales como Resident evil y Silent hill), para sugestionar al espectador generándole la sensación de que algo va a suceder cuando, si bien es cierto que ocurren muchas cosas a lo largo de la trama, el ritmo no es ni mucho menos frenético, ofreciendo asimismo un buen número de muertes (la mayoría insinuadas y no plasmadas) cuya sutileza tensiona e impacta para evidenciar que aquel con afán de superioridad (probablemente por complejos internos de, precisamente, lo contrario) se comportará en consecuencia incluso en la situación más impensable; el relato de la secuencia de acción narrada vía radio es detallista e intensa, muy posiblemente la única que convendría destacar entre tanto convencionalismo (desde la presentación de los personajes, precipitada y superficial, hasta el origen del virus, típico e insostenible), convirtiéndose los bellos paisajes romanos en tan inconsistentes (no se aprovechan en absoluto) como las actuaciones (durante la crítica se pone especial énfasis en este aspecto al ser el más catastrófico), no lográndose diferenciar entre terror y dramatismo en los rostros del reparto; el maquillaje luce formidable en las caracterizaciones de los infectados, infundiendo respeto a base de técnicas artesanales ya que, para satisfacción de aquellos más nostálgicos (o simplemente valedores del verdadero mérito del cine clásico), los efectos digitales apenas tienen cabida, una decisión sin duda encomiable (a la par que arriesgada) en los tiempos que corren.

Lo peor: la cobertura en el interior del teóricamente infranqueable ascensor es perfecta (la comunicación con el exterior es curiosamente nítida para facilitar el devenir del guión), lo cual sorprende (negativamente al no ser creíble) tanto como que el mismo no disponga de un sensor de humo (qué casualidad que fumar sin mesura sea el mayor de los placeres terrenales para un protagonista que ningún interés suscita debido a, como se señalará acto seguido con mayor exactitud, su apatía), repitiéndose la fórmula de valerse de un único y claustrofóbico espacio como ya se hiciera Rodrigo Cortés en Buried (de hecho el presente producto es un mediocre híbrido entre la misma y La trampa del mal de John Dowdle), eso sí, un resultado bien distinto; el semblante del reputado y egoísta (por qué será que ambos términos suelen confluir también en la vida real) hombre de negocios de nacionalidad italiana (procedencia explicativa de su adulador carácter) que, tras una noche repleta de altercados (no de índole terrorista sino caníbal), debe enfrentarse a un inesperado reto de supervivencia en el que aprenderá a respetarse a sí mismo y a valorar lo que posee (la figura de la mujer complaciente no hace sino confirmar la escasa imaginación argumental), siendo esto maravilloso sobre el papel pero no en su traslación a la pantalla, pues el nivel interpretativo de Alessandro Roja deja mucho que desear; el desenlace, que recoge el valor del litro de leche más costoso de la historia (cuando se proceda al visionado se entenderá el comentario), es un burdo homenaje a 28 días después sin entidad propia, no traduciéndose en una de las peores propuestas del género (las hay a centenares) pero sí en una prescindible, y es que pésimas decisiones (como perder de vista a una gran amenaza corpórea conscientemente o entregar un arma reglamentaria por la empuñadura profesionalmente) e incomprensibles absurdeces (como que las llamadas telefónicas se finalicen automáticamente al producirse un ataque o emplear un palo de golf aparecido de la nada cual portentoso artefacto) abundan sobremanera.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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