Los seis directores de esta obra se conocieron en Los Ángeles, y se han vuelto a reunir para contarnos como seis personas provenientes de muy diversos países, y sin nada en común los unos con los otros, por una u otra razón acaban en Pamplona al inicio de los Sanfermines. Pero no se trata de una película de episodios aislados con un marco en común, ya que los caminos de los unos y de los otros se entrelazaran de tal manera que la trama de cada protagonista influenciara directamente al devenir del resto según se vayan cruzando. Todo esto provocara una evolución en el interior de todos los protagonistas, que llegado el punto de inflexión, hará que no vean el mundo de la misma forma con la que lo hacían antes de que fuera lanzado el txupinazo.

Cuando el protagonismo se divide entre varios personajes suele ocurrir que unos queden por debajo en interés respecto a otros, creando la sensación de que algunos de ellos deberían de haber sido eliminados para sumar tiempo de metraje al resto. Afortunadamente, esto no ocurre en Blue Lips, donde ninguno de los personajes centrales desluce ante el resto, aunque bien es cierto que tampoco ninguno brilla por encima del resto. Todos los personajes están definidos, con sus diferentes historias, sus motivaciones y formas de ver el mundo particulares. La progresión de todos ellos resulta creíble, y los cambios que sufren en ningún lugar quedan bruscos, sino que resultan naturales con el transcurrir de la trama.

En cuanto a la forma estética, los responsables del proyecto han apostado por el realismo fotográfico, haciendo que llegue a dar la sensación en algún momento de que estamos viendo un especial televisivo en directo del seis de julio. Y precisamente; el ver los acontecimientos más característicos de los Sanfermines, y visitar los rincones más emblemáticos de la capital navarra, mientras acompañamos a cada uno de los visitantes; seguramente sea uno de los puntos de mayor atractivo de la obra. Aunque por lo general, no se suelen apreciar los límites en el presupuesto, pero hay un determinado momento en el que llega a chirriar.

En resumen, es una obra que cumple perfectamente como reflejo de los Sanfermines, y a la hora de contarnos las historias entrelazadas de personas, que en cualquier otra circunstancia, jamás se hubieran conocido. Cuando la obra finaliza el espectador puede quedarse con ganas de más, tanto por un aspecto positivo como por uno negativo: la película está narrada de forma ágil y se sigue con gran facilidad y con rapidez, pero el resultado no es del todo satisfactorio, dando la sensación de que alguno de los personajes necesitaba al menos una escena más para dar por concluida su historia. Puede que el resultado y el tono puedan parecer a muchos demasiado convencionales y comedidos para narrar un acontecimiento tan desmadrado como son los Sanfermines, pero la obra funciona a la perfección como retrato amable de los mismos.