Remake de la ochentera “Noche de paz, noche de muerte”, cuanta una historia muy parecida, pero desde un punto de vista muy diferente. Por ejemplo, en lugar dedicar a describir la vida del protagonista, aquí ya empieza con el Santa Claus asesino haciendo de las suyas. La trama, al igual que en la primera, no esta especialmente currada y nos encontramos con una sucesión de tópicos y clichés casi infinita; pero en esta versión al menos dan un poco de dimensión a los personajes, quitando la sensación que da la primera de que “los han puesto ahí para que los matarán”; en contraste, la historia del asesino resulta mucho más cutre y sosa. Las muertes son más abundantes que en la predecesora, y algo más trabajadas; lo contrario, teniendo en cuenta el tiempo transcurrido entre una y otra, hubiera sido imperdonable. Otro de los grandes fallos, es que la premisa de matar solo a los “niños malos” desapareciera en la parte final de la película, ya que ese es precisamente, uno de los puntos de mayor interés de la historia.

La ambientación, mucho más oscura que la original, y las actuaciones están correctas, a destacar la presencia de Malcom McDowell, que sin ser una gran actuación, nunca esta demás. La historia no llega a aburrir, se deja ver con bastante facilidad; aunque seguramente lo más curioso de todo son los guiños a la película original.