Undone, una serie onírica producida por Amazon y hecha mediante la desusada técnica rotoscópica en la que Raphael Bob-Waksberg (BoJack Horseman), nos vuelve a sorprender con otra serie de animación adulta así los personajes se pierden entre la naturaleza de la realidad y la de los sueños, mezclados como un bordado de un tapiz donde el personaje principal Alma (Rosa Salazar) hace y deshace para resolver problemas familiares (no quiero desvelar nada pues sólo son 8 capítulos en la primera temporada).

La fantasía y el drama familiar en dosis justas, con una ácida y mordaz Alma que pone de patas su propia vida, por otra parte, se empiezan a tejer subtramas en las que el carácter de su personaje va adquiriendo una profundidad abismal, junto con la ayuda de su difunto padre.

La magia de esta serie reside en lo fácil que es ser atrapado por la personalidad de Alma, más de uno o una se sentirá identificado con la rutina del día a día, sobre todo cuando ella misma se hace la pregunta que alguna vez nos hemos hecho todos, trabajar, comer, hipoteca y ser papá/mamá ¿esto es todo lo que me depara la vida?

Una producción magnífica que contrarresta “El corazón de Sergio Ramos”, así que una vez más Amazon nos deja en vilo, por jugar con nuestros sentimientos de esta manera tan cruel.

Una serie personal, de autor, mordaz, crítica con la sociedad con tendencia a la locura en la que se manifiesta la influencia de Perfect Blue (esto se verá al final) y Paprika en la investigación pero no en sueños sino en la realidad, o tal vez al revés, no podrás saberlo hasta que termines de verla en cualquier caso te la recomiendo encarecidamente por ser algo tan refrescante en un mundo donde todo lo comercial abunda (Marvel, Disney) tan fantásticamente visual y singular como las obras de culto antes referenciadas.

Una preciosa banda sonora y mejor imagen, aunque eso es lo que tiene utilizar la magia de la rotoscopia, en vez de la animación por ordenador, ese esfuerzo como el argumental se merece darle una oportunidad mientras te pones cómodo en el sofá un domingo de otoño.