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Voto de papi_habichuela:
7
Serie de TV. Intriga. Thriller Miniserie de TV (2022). 8 episodios. Aún recuperándose del trauma de un caso anterior hace un año, el ahora retirado Harry Ambrose (Pullman) viaja a la isla de Hannover en el norte de Maine para una escapada de recuperación con su pareja, Sonya (Hecht). Cuando ocurre una tragedia inesperada que involucra a la hija de una prominente familia isleña, Ambrose es reclutado para ayudar en la investigación, así se adentra en un misterio de ... [+]
15 de junio de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi suegra me pregunta, mientras Bill Pullman (AKA Harry Ambrose) gesticula con la mandíbula como solo él sabe hacerlo, por qué ahora solo hay series de asesinatos y detectives, que ya no hay películas bonitas como las de antes. Para compensar, le digo. No lo pienso ni pongo interés alguno en responder pero contesto: para compensar. Compensar, ¿qué?, me dice. Entonces me pongo, ahora sí, a pensar y Harry Ambrose (AKA Bill Pullman) mira a cámara y, lo sé, me sonríe.

Una vida súper normal se compensa con súper héroes. Una vida sin amor con romances de TV a las 5 de la tarde. Una vida vacía de contenido con una obsesión enfermiza por la técnica. Una vida con el dolor de ser humanos aislado se compensa con historias donde el detective puede asomarse al mal, entender y volver para contárnoslo. Él y solo él hace el trabajo por nosotros y a nosotros, claro, nos encanta asistir al espectáculo deductivo que nos lleva manteniendo en vilo desde que Sir Arthur Conan Doyle vino a colocar al detective en el centro de un constructo narrativo.

Esta crítica vale para muchas otras mini series que copan las diferentes plataformas: True detective, Mare of Easttown, The night of, Heridas abiertas, Mindhunter, The Sinner. En todas encontramos a la figura del detective, trasunto del clásico psicopompo, que es capaz de ir y volver del mundo de los muertos a cambio de vivir en sus carnes las miserias, el miedo y el dolor, a veces insoportable, de estar vivo que sufren asesinos, psicópatas, falsos acusados, inocentes, víctimas. La pérdida de inocencia distancia al detective de su familia, como Mare, o de sus parejas, como Ambrose. Pero es en el centro de ese dolor donde el protagonista de la serie encuentra las herramientas para volver al mundo de los vivos, al mundo que pertenece, y trasciende sus propias miserias, dando orden al caos terrible de las inestables relaciones humanas.

Por el camino pueden hablar con muertos, revivir traumas, dañar su propio cuerpo (de múltiples y coloreadas formas), huir, someterse a destierro, volver y encontrar el paraíso perdido, confiar en sí mismos hasta la destrucción, abrir caminos que para otros serán perdición. Cada uno se defiende cómo puede (o le dejan) del pánico que subyace a toda existencia; las máscaras para soportar la mirada de la hidra pasan, valgan estos ejemplos, por el nihilismo filosófico de Rust Cole, o nuestro propio Harry Ambrose viviendo en cada temporada de la serie un sucinto acercamiento a la New Age. Todo el esfuerzo de los detectives en pantalla dirigido a, como dije a mi suegra, compensar esta vida que vivimos; esta vida capada, pobre. Esta vida a medias que nos mantiene alejados del abismo al que se asoma Harry Ambrose moviendo la mandíbula de esa manera tan Bill Pullman.

Cuando vuelvo en mí, María sigue mirándome. ¿Estás bien?, me dice. Podemos ver esa muy bonita donde la mujer se enamora del guapo ese de ojos claros. Yo acabo de aterrizar de todos estos pensamientos y la serie continúa, en uno de esos capítulos intermedios, lanzando pistas falsas al espectador. Mañana, María, por hoy tengo bastante. Al final, como en la vida, todo lo que parecía ser una cosa es otra, la víctima tenía unas razones, el asesino también, y todos han cambiado. Todos menos Harry, que continúa dando paseos por ese laberinto al que no encuentra salida y en cuyo centro está el amor olvidado de su madre enferma.
papi_habichuela
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