La valija, protagonizado por Luis Sandrini y Malvina Pastorino.
Luis Sandrini fue un actor de gran repercusión en el cine argentino de las décadas que van del los 40 a los 70, hoy tristemente olvidado por las nuevas generaciones.
Fue un actor que tocaba tanto cuerda de la comedia como del drama, su carisma traspasaba la pantalla.
El director fue Enrique Carreras, muy prolifero en esos años, dedicado siempre a producciones comerciales y al género musical, de dudosa calidad.
La valija es una película que se consideró en su día como un intento con cierta ambición. El proyecto surgió a partir de una interesante obra teatral de Julio Mauricio.
El tema es la crisis de la pareja a finales de los sesenta, con todas sus insatisfacciones, en una sociedad que estaba cambiando y en la que se cuestionaba todo.
El argumento es muy sencillo. Un matrimonio maduro, sin hijos, vive en un edificio del centro de Buenos Aires. El marido es oficinista y goza de una tranquila estabilidad, la mujer es ama de casa y ambos, con muchos años de vida en común.
La rutina, el hastío y la falta de diálogo, van deteriorando la relación como la gota de agua que va cayendo sobre la piedra.
Un día cualquiera, un estudiante que vive en el edificio golpea la puerta del piso de la pareja para pedir algo; atiende ella. La mujer y el joven terminan en la cama y cuando el marido se da cuenta de lo que ha sucedido se desata el drama.
Todo lo reprimido durante años sale a la luz, finalmente, el hombre hace la valija y se va.
No recordaría esta película, sino fuera porque probablemente sea una de las pocas películas en el cine argentino, sino la única, que contó con dos finales: uno para los cines del centro de la ciudad y otro para las salas de los barrios y el interior.
Quienes en su día vieron la película en el centro, asistieron a la ira de un hombre despechado llenando una valija con sus pertenencias y yéndose de su casa para siempre.
Aquellos que fueron al estreno en alguna localidad del interior, pudieron presenciar, y salir del cine con una sonrisa tranquilizadora, al ver que todo se trataba de un sueño, que la infidelidad nunca sucedió, y que el hombre después de esta pesadilla trata de cambiar la vida rutinaria.
¿Por qué ocurrió esto? .
Los críticos del realizador lo adjudican a su voracidad por conseguir la mayor cantidad de espectadores posibles; algunos memoriosos adjudican el hecho a la censura militar de la época que no consintió lo que consideraba como la exaltación del divorcio .
A mi me toco en suerte ver la versión en la que no se separaban, que era todo un sueño. Y no me disgusto, ya que lo vi como que la vida le daba una segunda oportunidad, que todavía estaba a tiempo de cambiar su rutinaria vida por algo más reconfortante.
Por último quiero decir que la película a envejecido bastante mal, sobretodo en la parte actoral, tanto la la actuación de la esposa, Malvina Pastorino y del joven estudiante, Alberto Martin, no son muy creíbles.
Quizas con otro director, la cosa hubiera caminado mejor.
Párrafo aparte para el gran Luis Sandrini. Si algo algún merito tiene la película para ser visionada es la actución de el.

Lo mejor: Luis Sandrini, tocar un tema bastante tabo en esa época como la infidelidad de una señora mayor.
Lo peor: la película envejeció mal.