Son numerosas las alabanzas que sigue recibiendo este clásico del horror, aun a día de hoy cuando se han hecho productos, a priori, más frenéticos y terroríficos que el que nos ocupa. La forma de presentarse el miedo directo, habitual en las películas de terror, toma otras riendas en este film, donde puede percibirse lo mejor del terror sugerido. Polanski, quién dirigió la obra maestra "El pianista", hace gala de un terror que crece a medida que avanza la historia. El espectador disfrutará al congeniar con una historia atractiva, fácil de seguir, que cuenta con fenomenales actuaciones -atención al maléfico personaje interpretado magistralmente por Ruth Gordon- y que se eleva gracias a una atmósfera inquietante como pocas. Sus estupendos diálogos, y la manera que tiene el film de atraparnos por lo escabroso del guión -cuidado con la receta mágica y aceptar cualquier batido de tu nueva vecina- son suficientes razones para recomendar encarecidamente su visionado. Si a esto le añadimos una dirección eficaz, hacen que nos encontremos en la que por ahora es, para mí, la mejor película que he visto del citado director.