"Inpirance" es una carta de amor de Karel Zeman a los vidrieros checos. En un día lluvioso, un artista del vidrio se sienta en su taller e intenta encontrar la inspiración. Mirando por la ventana, ve, en una gota de lluvia sobre una hoja, un pequeño mar poblado de peces, una bailarina/patinadora que gira y se desliza, y una semilla de diente de león que se transforma en una figura de Arlequín, que suspira por la bailarina.

En este corto surge el Zeman más inconformista y experimental. Utilizando de manera inusual la técnica de animación stop-motion, el realizador checo crea un ballet protagonizado por las figuras de cristal y acompañado por la hermosa banda sonora de Zdenek Liska. Refleja un mundo frágil, un entorno cristalino en el que se pone de manifiesto la capacidad experimental del realizador y su interés por la diversidad de materiales a la hora de insuflar vida cinematográfica a objetos inanimados. Aunque sus películas están dirigidas principalmente al público infantil, posee un sofisticado ingenio y un estilo visual que resulta atractivo igualmente para los adultos.