Das letzte Schweigen (Silencio de hielo) es una producción germana que adapta la segunda novela de la serie creada por el escritor alemán Jan Costin Wagner alrededor del policía finlandés Kimmo Joentaa y representa un buen exponente de la exitosa literatura negra que nos llega del norte de Europa. Un fenómeno que no solo no remite con el paso del tiempo, sino que cada mes nos deja nuevas muestras en las librerías, eso si, cada vez menos interesantes. En el caso de Costin Wagner, el toque original lo encontramos en su protagonista, un inspector atormentado e introspectivo, tan inteligente como poco atractivo para el espectador. Está en las antípodas de ese seductor Mikael Blomkvist de "Millennium".

"Silencio de hielo" es la segunda película dirigida por el suizo Baran bo Odar, y gira en torno a los asesinatos de dos chicas adolescentes en un ambiente rural, con la particularidad de que conocemos la identidad del autor del primer crimen desde el inicio y de que entre un delito y otro hay una distancia d 23 años, recurso de guión algo rebuscado que permite la reaparición en escena de un policía ya jubilado que fracasó en su lejana investigación.

El film, narrado con rigor descriptivo y analítico, es básicamente un thriller que incluye las pesquisas policiales para identificar y detener a los culpables pero es, sobre todo, un estudio dramático que profundiza en la psicología de los personajes, tanto en la de los delincuentes como en la de los familiares de las víctimas, atormentados unos y otros por el temor a ser descubiertos, por sentimientos de culpa o por el dolor de una pérdida irreparable.

El relato tiene a su favor la buena interpretación de los actores y actrices del reparto -poco conocidos entre nosotros- y se estructura mediante fragmentos discontinuos que conceden gran importancia a las elipsis, evitando mostrar la violencia de los crímenes para no despertar el morbo del espectador pero también ocultando algunos detalles para que sea el público el que participe de algún modo en la labor inquisidora de los detectives.
Destaca también, de manera notable, el paisaje de Babaria, que toma protagonismo a través de desasosegantes panorámicas aéreas que convierten los escenarios en algo así como un infierno a plena luz del día.