"The Ship That Died of Shame" es un film británico de intriga con un ligero toque fantástico.

Después de la II Guerra Mundial, dos ex oficiales de la Marina compran el barco torpedero 1087, que está en desuso, en el que sirvieron para hacer contrabando. Al principio empiezan con pequeñas cosas y comienzan a ganar dinero transportando artículos de lujo desde Francia que revenden a un alto precio en Inglaterra, que todavía está racionada. La ambición de uno de ellos hará que cada vez aumenten los transportes y corran más peligros pese a las reticencias del otro.

Hay que tener en cuenta que en la posguerra en Gran Bretaña el periodo de racionamiento duró hasta 1954, lo que permitió un floreciente mercado negro.
El director Basil Dearden, uno de los directores estrella de los famosos estudios británicos Ealing, ya había tratado el tema del racionamiento y el contrabando en la soberbia "Pool of London" (1951). Cuatro años más tarde, de nuevo filma una película de intriga en un contexto de racionamiento y contrabando. Pero esta vez trata en paralelo de otro tema poco tratado en las películas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el de la difícil adaptación de los exmilitares a la nueva vida social.
La realización de Dearden es buena y se complementa con una bella foto de Gordon Dines que colabora aquí por sexta vez con el director británico. Tanto Richard Attenborough como George Baker actúan muy bien componiendo dos personajes con bastantes matices, bien acompañados por los secundarios Bill Owen y Bernard Lee.

Otra originalidad de la película, el ligero toque de fantasía que le da casi personalidad a nuestro antiguo buque de guerra que se ha convertido a regañadientes en contrabandista. Esto justifica plenamente el título "El barco que murió de vergüenza".

El film no es perfecto, ni mucho menos, al principio le cuesta bastante arrancar y tiene un desarrollo irregular pero, poco a poco, va cogiendo fuerza para en la última media hora desarrollar todo el potencial de esta intrigante historia.