"The Intruder" es una mezcla entre thriller y drama bélico sobre el destino de los hombres que regresaron de la II Guerra Mundial y los problemas que tuvieron para reintegrarse a la sociedad.
Adaptación de la novela "The Line on Ginger", de Robin Maugham, es la segunda película del director Guy Hamilton once años antes de dirigir "Goldfinger", la primera de sus cuatro películas de James Bond.

Jack Hawkins, entonces en la cima de su carrera, interpreta convincentemente a un ex coronel del ejército británico que ahora trabaja como corredor de bolsa y goza de una buena posición social. Cuando regresa a casa, después de un partido de golf, descubre que alguien ha entrado a robar y con gran asombro reconoce al ladrón como Ginger Edwards, un soldado que luchó valientemente a sus órdenes en un regimiento de tanques durante la II Guerra Mundial. En un descuido Ginger escapa y, a partir de ese momento, toda la película va a seguir los esfuerzos del coronel, que ha quedado muy conmocionado por el destino que la vida le ha dado a uno de sus soldados, por intentar localizar a Ginger, reuniéndose con otros miembros de su antiguo regimiento con la esperanza de que le puedan ayudar. Mediante flashbacks, intercalados entre el presente y el pasado, se nos cuenta el heroísmo y popularidad del soldado Ginger entre sus compañeros de tropa en el marco de la guerra.

El guión es un poco convencional, simplista y bienintencionado, como corresponde a este tipo de películas británicas de posguerra, y la parte final no está resuelta de manera totalmente convincente. Pese a todo se sigue con interés y constituye un documento social de una época.

El punto fuerte de "The Intruder" son sin duda las interpretaciones. Tanto Jack Hawkins, en el papel de coronel, como Michael Ripper, en el de soldado caído en desgracia, están magníficos y resultan convincentes. El resto del elenco está repleto de conocidos actores británicos y todos actúan muy bien.