Esta película se ambienta en el entorno de tensión permanente que había en la capital del Líbano en los 70 y 80.
Al protagonista creo que no le he visto nunca antes. En el resto del reparto tampoco hay caras demasiado conocidas, solo la de Rosamund Pike, porque el vecino de Walter White hace un visto y no visto.
La trama no emociona tanto como pretende. Las idas y venidas de este antiguo diplomático fichado por la CIA, no me llaman mucho la atención, la verdad. Esta búsqueda del rehén se me antoja un tanto insulsa y no me inmuto con ella, aparte del hecho de que le falta acción, que eso es otro cantar.
Los personajes son lo bastante fríos como para que uno no empatice con nadie y me de igual todo lo que pasa (lo poco que pasa).
Es de esos films que promete ponerse interesante de un momento a otro, y cuando por fin lo hace, quedan pocos minutos para finalizar.
Solo destacaría el realismo de las localizaciones de exteriores.Si no la han filmado en Beirut, desde luego se lo han trabajado muy bien para dar el pego.
Pero esto es solo una pequeña virtud en lo que en realidad no es más que una sucesión de charlas, viajes en coche y negociaciones que me resultan tan aburridas como hacer cola sin un móvil o un libro electrónico a mano.
Paradójicamente, la banda sonora trata de imprimir constantemente un toque de acción y ritmo que en realidad la película no tiene (o muy poco), con lo cual también falla en ese aspecto.
Puede que me haya pillado en un día tonto, pero la verdad es que no me ha gustado mucho este thriller de espionaje.