El primer episodio me dejó bastante frío y no las tenía todas conmigo. Es una curiosa miniserie que al principio no deja claro por dónde van a ir los tiros, ni siquiera su género, pues no sabía si era thriller, drama, romance o fantasía.
Además, la talentosa Eva Green no es la protagonista principal, aunque así lo parezca por el cartel.
El contexto está muy bien, y el diseño de producción es aceptable. Vemos Nueva Zelanda en el siglo XIX, en una etapa de fiebre del oro y donde llega la protagonista con algún objetivo que se nos escapa.
Y ahí tenemos una trama de intrigas familiares, con pérdida de memoria y algo de misterio con la astrología de trasfondo. Esta mezcla de cosas parece que no va a funcionar, pero a medida que va avanzando la serie irá cobrando sentido y mostrando un argumento bastante bien hilvanado. Aunque a veces no se entienden del todo bien las motivaciones de los personajes, y tiene unos “flashbacks” con un montaje confuso, al nivel de los que hicieron en la primera temporada de “The witcher”.
Ciertamente también es algo lenta, para constar tan solo de 6 episodios, pero precisamente por eso merece la pena llegar hasta el final para entender todo lo que está pasando.
A la protagonista no la había visto antes, que yo recuerde, y su personaje es un tanto pánfilo. Habla poco y tiene poco carisma e interés para mi gusto. Está claro que aquí la que parte la pana es Eva Green, con su habitual papel de mujer misteriosa llena de secretos. Es lo mejor de la serie.
Es una miniserie para ver si no tenemos la agenda con muchas otras cosas pendientes, pero que como adapta una novela y no va a alargarse más, quizás sea una propuesta interesante para este año 2020 donde en general tenemos más tiempo para ser un poco menos selectivos. Quizás en otras circunstancias no la habría visto.
Es mínimamente aceptable y poco más.