La franquicia daba tumbos. La sexta entrega numerada se fue por la tangente, ofreciendo un videojuego de acción masiva, poco deslumbrante y demasiado fácil, que nada tenía que ver con el sello original de la saga, por muchos personajes que salieran.
Así que, como tampoco la compañía "Capcom" parecía dispuesta a cerrar este millonario producto, decidió dar un giro de nuevo hacia el terror puro, pero sin tampoco volver a los orígenes una vez más.
“Resident evil 7” da miedo. La vista en primera persona, la ambientación en esta casa vieja, y la dichosa familia Baker, constituyen un título muy destacable en el que lo pasaremos, como decía Juan José Plans, “de miedo con miedo”. Claramente, se homenajea un poco al clásico “La matanza de Texas”, y el protagonista (por extensión también el jugador) lo va a pasar bastante mal buscando a su mujer desaparecida. Y con este planteamiento nuevo, la saga se reinventa en una entrega donde la exploración, el sigilo y los puzles vuelven a predominar sobre la acción, que se queda en un segundo o tercer plano sin que el juego pierda la más mínima fuerza.
Y, para los más aficionados, hay muchos huevos de Pascua y guiños a todo lo que ha pasado desde la mansión Spencer, lo que deja claro que la compañía no ha hecho borrón de los sucesos de la corporación "Umbrella".
Además, el juego supuso un pilar en el nuevo sistema de realidad virtual de la consola de Sony. No he tenido ocasión de probarlo, pero tiene que ser una experiencia de infarto a nivel inmersivo.
Su duración me parece también muy correcta y satisfactoria. No cansa ni aburre, y tampoco te deja con ganas de más. Y se mantuvo el nivel con la continuación en la siguiente entrega. ¡Muy bueno!

Y ahora, una breve despedida.
Con esta crítica llego a la tremenda y redonda cantidad de 4000, y con ella pongo punto y seguido a mi participación en filmaffinity.
Tras más de 11 años casi sin descanso, voy a dejar de escribir críticas de todo lo que vea. Seguiré votando. Posiblemente escriba alguna reseña de vez en cuando si me apetece destacar algún bodrio o peliculón (o juego, claro). Pero la cada vez mayor falta de tiempo, la exagerada cantidad de material que veo (y juego) y el puro cansancio, han convertido esto desde hace ya cierto tiempo, en casi una obligación, más que en una diversión. Es el momento de tomarse un descanso de algo que ya no disfruto tanto como antes.
Gracias a todos los que me han leído en estos años, les hayan gustado mis reseñas o no. Ha sido un placer escribir sobre tantas y tantas cosas. Seguimos viéndonos y leyéndonos por la página.