En el futuro, la cárcel para los peores presos es una isla de la que no hay salida y en la que los dejan a su aire. No hay guardias, solo anarquía.
Aquí llega el rebelde Ray Liotta, y con él descubrimos las dos facciones que viven enfrentadas, los “Outsiders” y los “civilizados”, al frente del veterano Lance Henriksen.
La película arranca bastante bien. Aunque se nota que no disfruta de un presupuesto muy elevado, los primeros minutos prometen violencia y acción a espuertas.
Lamentablemente, tras la presentación de los radicales malos y desde que llega con los otros, el film se estanca de mala manera.
Tiene un buen diseño de producción. La aldea de los “civilizados” está muy bien hecha, con todo lo que durante años han podido construir a base de los recursos naturales de la isla y de la basura que recogen en el mar. No está mal para ser unos náufragos a la fuerza. Aunque parece poco realista que, siendo presidiarios peligrosos, pueda haber tantos “buenos” viviendo en paz. Evidentemente los malos son más, pero aun así me parece que hay demasiados habitantes en la aldea de los buenos.
Como digo, lo que parece que va a ser un frenesí de acción dista mucho de la realidad. Entre conversaciones de filosofía barata, personajes secundarios, la fiesta de navidad y los planes de fuga, se nos va casi todo el tiempo de la película. Transcurren muchas escenas de relleno, mientras esperamos ver el enfrentamiento con los malos, que al final solo hay dos y uno de ellos bastante breve (Ver “spoiler”).
Así que, a pesar del buen hacer de Martin Campbell y de los actores principales, “Escape de Absolom” se queda a medio gas, prácticamente en una de serie B que resulta muy difícil de perdurar en la memoria del espectador.
Ojo, que mala no es. Solo floja.