El cine bíblico ha despertado un poquito de su letargo de años, y parece que con cuentagotas van saliendo nuevas películas para que la televisión y los colegios católicos tengan más repertorio al que echar mano cuando llega la Semana Santa.
Narra las penurias de los cristianos en tiempos de Nerón, con Pablo arrestado y Lucas (Jim Caviezel, que a su vez también fue el mismísimo Cristo) tratando de compilar sus enseñanzas.
La factura del film es un tanto pobretona, con un diseño de producción más propio de un telefilm.
Pero el guion llega a ser lo suficientemente interesante para que eso no pese, centrado en unos creyentes capaces de morir por la fe hacia un mesías al que la mayoría no conocieron en persona.
Es un episodio histórico y antropológico que merece la pena conocer, independientemente del contexto religioso de la vida de Pablo.
Así que aunque algunos de los elementos cinéfilos no sean para echar las campanas al vuelo, al menos entretiene con la historia, y a pesar de que el mensaje de Jesús está de fondo, no se ponen demasiado pesados con eso.
Con todo, la parte final es muy lenta. En conjunto, me ha gustado moderadamente, pero no veo que sea una película para ser vista muchas veces.