El tándem entre nuestro compatriota director y el siempre solvente Liam Neeson, parece que funciona a la perfección una vez más. Es más, yo diría que es la mejor de sus colaboraciones hasta la fecha.
Ambos se notan cómodos.
El director, narrando con pulso y fuerza una intriga realmente interesante, de planteamiento sencillo pero muy efectivo. Es de esas películas que gustan a cualquier espectador medio. Cambiamos el avión de “Sin escalas” por un tren lleno de gente, pero el desarrollo es más emocionante, pasan más cosas y cuenta con varias sorpresas que me han resultado muy interesantes.
Y el actor, pues a casi todos nos cae bien. Su acercamiento al cine de acción desde que hizo “Venganza” (a pesar de tener ya una edad), le ha dado una gran fama a pesar de que ya llevaba la tira de años haciendo cine antes. Lo único malo de esto es que parece estar un poquito encasillado en sus últimos títulos, de manera que da la sensación de hacer siempre el mismo papel. Pero como lo hace tan bien, a mí me importa poco que se repita.
Tiene momentos muy intensos. Por ejemplo, me ha gustado mucho la pelea filmada en plano secuencia, que tiene aún más mérito por desarrollarse en un vagón relativamente estrecho. También la escena previa al desenlace está muy bien hecha. La verdad es que este director está cogiendo experiencia y se nota que sabe jugar a la perfección con la cámara. Su narración no es plana
La trama atrapa desde el primer momento y la película se pasa volando.
Lo único que no me convence es que haya vagones vacíos así porque sí, porque le viene bien al argumento. Esto es poco creíble en un tren saturado de pasajeros.
Como curiosidad, aparece el “matrimonio Warren” y otra paisana nuestra como es Clara Lago, aunque en papeles menores.