El cine de Cornel Wilde es el típico ejemplo de actor (regular, pero no mediocre) metido a director/productor que sabe que tiene que impactar con sus películas porque se juegas más que su prestigio, su dinero. Así, Wilde tuvo el acierto en esta interesante película de: -realizar un desembarco con elementos de crueldad de guerra, ya que un marine pierde un brazo y el muñón aparece en primer plano, cosa nunca vista antes en el cine USA (por lo que yo creo). Es decir, que la guerra es bastante jodida y poco heroica, en general. Y, en segundo lugar, presentar al enemigo como personas, pues es cierto que con la ayuda de los flash-back se juega con la vida civil de algunos personajes, a destacar una escena de baño ritual familiar, con señora japonesa enseñando tetas. Wilde sabía que aquello era transgresor y que dotaría a su película de un plus que otras no tenían. Además del rollo anti-belicista de turno.
Pero no es mala película y todo aficionado al cine bélico debe conocerla para poder comentar con mayor criterio otras producciones.