Una familia de una aldea asturiana, en un tiempo no determinado, que podría oscilar entre el siglo XIX y las primeras décadas del XX, vive su particular drama desde que la hija mayor desapareció en el río, a los pocos días de casarse.

Hasta que una noche llega una peregrina, una mujer joven y amable que se gana fácilmente la simpatía de los niños y que le resulta familiar al abuelo.

Competente representación de la obra, probablemente la más prestigiosa, de Alejandro Casona.

Se trata de un texto con rasgos poéticos y simbólicos (aunque sin alejarse demasiado del costumbrismo) en el que se habla de las tradiciones, la superstición, la muerte, el recuerdo, la predestinación...

Esta versión es la que grabó Televisión Española a finales de los ochenta, pero existe una anterior, con diferentes actores, en blanco y negro.

Muy adecuados en sus papeles Antonio Ferrandis como el abuelo (qué maravilla de actor, cómo sabía representar escenas trágicas, sin cargar las tintas), Ana Marzoa, como la peregrina, Margarita Calahorra muy natural como la tata y Miguel Ayones como el joven viudo.

No puedo decir lo mismo del elenco infantil, que causa vergüenza ajena. Pecata minuta, lo sé, y no se puede ser igual de exigente con niños actores, pero es sorprendente que en la versión anterior (la de los sesenta) las actuaciones infantiles fueran mucho mejores.

En todo caso, una obra (que se puede encontrar en la aplicación gratuita de RTVE) que merece un visionado.