El caso de Lizzie Borden fue celebérrimo en su momento y durante muchos años se siguió hablando de él, sin ir más lejos, Agatha Christie lo menciona con cierta frecuencia en sus novelas.

Resumiendo mucho, el padre y la madrastra de las hermanas Borden fueron asesinados a hachazos, Lizzie fue acusada de los crímenes y llevada a juicio, pero no se la condenó.

Existe un aforismo que dice, algo así como "Más vale liberar a cien culpables, que condenar a un solo inocente" (o algo similar).

En este caso no sabemos si el tribunal dejó escapar a una culpable, o si el tribunal de la opinión pública condenó a una inocente a vivir siendo señalada por todos.

De hecho, la citada Agatha Christie no duda de su culpabilidad y así lo plasmó en sus libros, que han sido leídos por millones de personas, de manera que la idea sigue vigente más de un siglo más tarde.

Este episodio de "Alfred Hitchcock presenta", adaptación de una obra de Lillian de la Torre, juega con la idea de cómo fue la vida de la familia Borden (las dos hermanas supervivientes) años después del juicio: abandonadas por todos, encerradas en casa de por vida, con la sospecha y el miedo interponiéndose entre ellas...

Una idea muy interesante y bien expuesta que hace de este un episodio, no tan conocido como otros, una pieza muy apreciable.

Aunque lo mejor es ese final demoledor, que te deja con un nudo en la garganta.

Respecto a las actuaciones: correcta, sin más, la de la actriz que encarna a Lizzie y algo menos que correcta la de su hermana de ficción.

Después de varios capítulos de esta serie antológica, estoy empezando a pensar que los actores televisivos de los primeros años de la televisión en los USA no tenían el nivel que en España alcanzaban los que actuaban en la televisión pionera de los sesenta.

Y que no contaban - en general- con las sólidas actuaciones de un José Bódalo, un Ismael Merlo o una Lola Herrera que aquí aparecían con frecuencias en los "dramáticos" de la televisión pública española.