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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
8
Thriller. Terror. Drama Jeff, un fotógrafo de 32 años, queda con Hayley, una adolescente de 14 años a la que ha conocido a través de Internet. Después de tomar un café, la lleva a su casa con el propósito de hacerle unas fotos... (FILMAFFINITY)
15 de septiembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hard Candy es una de las películas más inquietantes de la primera década del siglo XXI. Una historia definida en Japón como la de "Caperucita atrapa al lobo feroz" que tiene en su propuesta una auténtica mina de oro y en sus trabajadores, verdaderos explotadores. Para bien, claro.

David Slade dirige la película y desde el primer momento supo qué película quería hacer. Quería que la expresión de los personajes quedara patente y para ello se sirvió de aumentos del brillo de la luz en el set de rodaje que fueron luego manipulados en posproducción, como también se moldearon después los efectos de color que denotan en cada momento el sentir de los personajes. El guion de Brian Nelson es la idea extendida del productor David Higgins, quien en cierto momento se preguntó qué pasaría si, entre dos personajes a priori predecibles, descubrieras que la situación es la contraria a la que esperas. Brian Nelson desarrolla bien la idea y da a los diálogos una verdad apabullante que va carcomiendo a los dos "luchadores" poco a poco, aunque haciendo mella en uno más que en otro. Eso lo recoge David Slade y lo convierte en un combate de pesos pesados en el que la aplastante lógica se manifiesta a través de la locura más sólida que uno pueda imaginar. De ahí nacen grandes escenas en las que las pulsaciones del espectador van a todo gas mientras uno de los personajes, dentro de su lógica y fría locura, echa el ancla de vez en cuando para dejar más clara, si cabe, su postura. Todo eso antes de volver a arrancar a lo bestia.

La pareja protagonista no podría haber sido mejor. Ellen Page hace un trabajo brutal, completísimo, lleno de pequeños detalles que dan forma física a la mente de su personaje y que hacen que ese físico, en apariencia frágil, se torne robusto ante la inapelable verdad que se desprende de su actitud totalmente enajenada. En la otra parte del ring, normalmente contra las cuerdas aunque con algunos asaltos ganados, encontramos a Patrick Wilson que ejerce un contrapeso que lleva el equilibrio (o desequilibrio) perfecto a una película que vive tanto de su idea y del gran trabajo tras las cámaras como del hecho fundamental de que su pareja principal esté a un nivel perfecto, sin fisuras, cumpliendo todos y cada uno de los requisitos, por pequeños que sean, y aportando además un plus de calidad que podría haberse perdido bajo el peso del gran trabajo de Slade en caso de un mal casting.

Resumiendo: Hard Candy es una película recomendable al 100%. Es uno de esos títulos que deberían figurar en todas las estanterías, sobre todo si lo que buscamos es un exponente del thriller psicológico violento encerrado en cuatro paredes. Hard Candy y la primera Funny Games de Haneke, la buena, la de 1997.
Grijander
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