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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
1
Terror Utah, 1969. Una chica llamada Mary Banner es violada por el capitán del equipo de fútbol americano de su universidad. Posteriormente, éste la mata accidentamente e introduce su cuerpo en un maletero. Años después, varias chicas deciden realizar el truco de "Bloody Mary" delante de un espejo y traen -sin quererlo- a la vida el alma de Mary. A partir de ese momento, empiezan a desaparecer personas y morir en extrañas circunstancias... (FILMAFFINITY) [+]
9 de marzo de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres películas después, concluye (al menos de momento y esperemos que siga así) la saga Leyenda urbana. Tras una mala primera parte (que al menos hacía honor al título), una horrorosa segunda parte que pudo llamarse El sapo del Dr. Calavera (y tendría la misma relación con la trama) llega el broche de oro a la trilogía: La chica del carnaval del pueblo.

Mary Lambert dirige. Hay gente que está en el cine por el mismo motivo por el que Iván Campo estuvo en el fútbol: porque tiene que haber de todo. La señora Lambert nos monta un videoclip de hora y media que no tiene desperdicio. ¿Sabes esa chica de tu pueblo que en Halloween se viste con una bata blanca, se pinta sangre y se pone lentillas azul cielo? Pues esa chica sale y, en teoría, es la que asusta. ¿Sabes ese tipo que fue asesino y ahora es un alto ejecutivo que sale en dos de cada tres películas americanas? Pues ese también sale. ¿Te suenan de algo las chicas rebeldes que no quieren mezclarse con la gente superficial del instituto? Pues esas también salen pero, ojo, hay una diferencia: no son chicas gorditas con poco gusto para vestir, sino modelos que en la primera escena se montan una pelea de almohadas que te deja totalmente loco porque hay parodias menos ridículas. Tenemos todos los clichés gracias al guion de Michael Dougherty y Dan Harris, que se toman la molestia de intentar innovar y pasar de las leyendas urbanas de asesinatos a las leyendas urbanas sobrenaturales. Lo de tratar de aportar algo nuevo siempre es positivo, a no ser que lo que tengas nuevo sea una mierda recién salida del horno a la que te has molestado en dar forma con tus propias manos hasta convertirla en una obra de arte equivalente a la casita con chimenea y árbol que dibujamos cuando tenemos tres años.

El elenco actoral es la leche. Vaya por delante que la película hubiese ganado enteros si la gran directora (que ha trabajado para The Asylum y con eso lo digo todo) se hubiese centrado en mostrarnos desfiles de las chavalas en ropa interior. Tendría su cosa. Pero la (a partir de ahora idolatrada) Mary Lambert se empeña en hacerlas actuar. La suerte que tiene es que cuenta con Kate Mara, que si bien no es una de las mejores actrices del mundo, sí sabe al menos cómo debe moverse ante las cámaras. En el otro lado de la balanza tenemos a Robert Vito, un chaval con una carrera tan larga en el cine como la mía en la investigación de los protones. Viendo su trabajo, es muy comprensible. También aparece el gran jugador de fútbol americano Ed Marinaro, a quien su incursión en el cine ha supuesto un éxito inversamente proporcional al que tuvo como deportista. También es comprensible. El reparto principal lo completa Tina Lifford, una mujer que lleva intentando ser actriz desde los 80. Déjalo ya, Tina, en serio. No pasa nada, algo se te dará bien en la vida, digo yo...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Grijander
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