¿Quién engañó a Roger Rabbit? es una de las mejores películas, para quien escribe estas palabras, de la década de lo 80. No la más profunda, ni la mejor dirigida, ni la más divertida, tal vez. Pero es la película más original que se ha visto en mucho tiempo fuera de la ciencia ficción (entendiando el género futurista o el de aliens como ciencia ficción).

Robert Zemeckis me encanta. En serio, es un tío que me chifla. Es capaz de hacer películas legendarias casi como si fuese algo fácil. La saga Regreso al futuro o Forrest Gump, son claros ejemplos. En la película que nos ocupa, Zemeckis monta un homenaje de más de hora y media al cine negro utilizando para ello la combinación actores de carne y hueso + dibujos animados. El guion con el que cuenta no es la bomba, pero sin duda no es para niños, como podría parecer por las apariciones de los dibujos infantiles clásicos. Desde Mickey Mouse o el Pato Donald hasta Bugs Bunny y el Pato Lucas, desfilan un sinfín de personajes de varios estudios, siendo Warner y Disney los más representados. El acuerdo entre las compañías era que sus personajes más representativos tenían que aparecer exactamente el mismo tiempo en pantalla y tener exactamente la misma cantidad de palabras. Por eso y no por otra cosa, las intervenciones de Mickey y Bugs son meramente testimoniales. Zemeckis consigue meter a ambos sin que quede como un pegote y utiliza el guion, que es de lo que hablaba, para montar una reverencia al cine negro en el que no faltan la "femme fatale", el detective ni los mafiosos, en la piel (o mejor dicho el color, en este caso) de unas comadrejas que te caen simpáticas aunque no quieras. Zemeckis es capaz de dar una ambientación oscura a la película pese al enorme colorido de los "dibus" y es precisamente ahí donde reside su mayor triunfo, pues lejos de caer en el ridículo, se acerca a aquellos clásicos de Bogart y compañía, persecuciones incluídas.

Bob Hoskins está realmente bien. Duro trabajo el suyo, actuando como un loco para rodar muchas escenas, en las que estaba él solo frente a las cámaras. Sin embargo, lamento mucho que Clint Eastwood rechazara el papel, pues habría sido un puntazo. Christopher Lloyd, como siempre, disfrutando de los personajes extraños. No es hasta el final cuando da rienda suelta a su locura, pero sostiene durante toda la película a un personaje que llega a acojonar de verdad. Joanna Cassidy, está simplemente para ser "la chica" de la película y no lo hace mal, pero se ve eclipsada por una Jessica Rabbit creada con partes de Marilyn Monroe, Marlene Dietrich y Verónica Lake (entre otras) que desprende sensualidad por los cuatro costads pese a estar hecha de colores vivos.