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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
2
Terror. Fantástico La Piedra del Diablo, un descubrimiento arqueológico del antiguo Islam, mantiene atrapado en su interior al demonio Djinn. Pero cuando una joven y brillante universitaria, Diana, desvela el secreto del Ojo de Dios, libera también inesperadamente al demonio. Ahora, lo único que separa al mundo de su destrucción total son los tres deseos de Diana. ¿Podrá descubrir el modo de detener al Djinn antes de que mate a sus amigos y acabe con nuestro universo? (FILMAFFINITY) [+]
31 de agosto de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La piedra del diablo es la tercera entrega de la saga Wishmaster, primera bajo la bandera de producción canadiense y primera de la saga, también, sin Andrew Divoff.

Chris Angel dirige este producto de serie B que tendría poco valor visual incluso si hubiese llegado a los cines 20 años antes. Este tipo de películas dependen mucho de la inventiva de sus directores para rellenar en imágenes lo que el presupuesto no permite, pero el señor Angel no está especialmente capacitado para hacer algo así. El relato es monótono, tarda en arrancar y cuando lo hace, es a trompicones; los efectos especiales son de tan poca calidad que sobre Chris Angel recae una responsabilidad (no cumplida) de encontrar alternativas a lo que viene siendo caspa pura; la historia deambula entre tópicos facilones; los personajes no tienen motivación ninguna... etcétera, etcétera. Un larguísimo rastro de errores que pesa demasiado y que hace que los aproximadamente 90 minutos de la cinta se conviertan en una tortura lenta y mal ejecutada.

A.J. Cook es la protagonista en esta ocasión y, aunque tiene algún momento salvable, por lo general no llega al mínimo exigible para producciones de eset tipo (y eso que son las menos exigentes). Jason Connery se convierte en el nuevo malo malote, pero eso de ser un demonio tan, tan malo, ridiculiza a su personaje hasta el punto de no dejar ver demasiado qué es lo que está aportando el actor. El Djinn físico, como tal, está encarnado por John Novak, que no es que se luzca demadiado bajo la tonelada de maquillaje, plástico y gomaespuma. Tobias Mehler, en su papel doble (es un decir) es más rancio que una bolsa de Doritos abierta 3 semanas atrás.

Resumiendo: Wishmaster 3 es tan mala como Wishmaster 2, pero diferente. Recorre otro camino para llegar, sin duda, al mismo páramo: el de la mediocridad como discurso, obra y exposición.
Grijander
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