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Voto de Argoderse:
7
Thriller. Drama Tras la muerte de su padre, Alice (Ruth Wilson) vuelve a su pueblo después de 15 años para hacerse con la granja familiar que cree que le pertenece. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Volver al pasado siempre tiene un gusto amargo que solo es capaz de producir la nostalgia. Pero si esta encima esta teñida de dramatismo y cuitas familiares sin resolver, más traumático puede suponer ese regreso a una vida que parecía olvidada. Eso es lo que va a experimentar Ruth Wilson (Locke, The Affair, El Llanero Solitario) en Dark River, película escrita y dirigida por Clio Barnard (The Selfish Giant).

Dark River es un drama rural con la fuerza y el magnetismo suficiente de mantener la atención a lo que ocurre en pantalla. Clio Barnard es directa en lo que va a contar. Mantiene la intriga en la construcción y evolución de los personajes y, de forma sutil, deja entrever que en esa familia algo gordo, muy gordo, ha pasado. Un camino explorado en otras ocasiones y que solo por a poner un ejemplo: en 1998, Thomas Vinterberg, con Celebración.

Obviamente, entre las dos dista un abismo desde el punto de vista no solo del argumento, personajes e interpretaciones. Pero sus caminos se cruzan en lo que late de fondo. Una familia rota por los fantasmas del pasado y siempre con la figura de un padre abominable. Pero si en Celebración esto te golpeaba como una buena bofetada de crudeza y tristeza, en Dark River se queda solo en la pena latente en cada secuencia, únicamente sacudida por escenas donde la rabia no puede contenerse más.

Clio Barnard construye así una tragedia que se cimienta sobre flashback más o menos oportunos, con ritmo pausado. No va a profundizar en los detalles escabrosos, eso lo deja a la interpretación de cada espectador. Esto a veces puede ser una fortaleza como una debilidad, y quizá ahí se pueda echar en falta un poco más de valentía narrativa ante tanta contención. Soltar las riendas y que los personajes se desboquen, que lo necesitan.

Pero lo que sí que ofrece la directora es un notable duelo de roles entre Ruth Wilson y Mark Stanley, correctos y extremos en sus papeles. De la vulnerabilidad a la fuerza por enterrar los viejos fantasmas. Intensos y a ratos perturbadores, ambos pasan por todos esos estadios emocionales antes de concluir su viaje. Un periplo que el propio título de la película resume a la perfección.

Más datos sobre esta y otras películas en el blog: http://argoderse.blogspot.com.es/
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