Jeremy Irons me parece un actor excelente. Verlo supone, al menos para mí, un plus de calidad en muchas producciones, ya que siempre esperas de él un mínimo de competencia en sus interpretaciones. Sin embargo, entre finales de los 90 y principios de los 2000 tuvo una etapa realmente lamentable, con bodrios como "Dragones y mazmorras", "La máquina del tiempo" o esta cinta que nos ocupa.

Parece mentira que con un reparto encabezado por el propio Irons, junto a secundarios de lujo como Whitaker o Rampling, pudiera salir una película tan pobre en medios y en guion. Es por ello que digo que el ángel de la guarda (el de esta producción) estaba de vacaciones, porque nada sale bien en ella.

La escena del atentado que da pie a la evolución del protagonista es absolutamente lamentable. No es que John Irvin sea un director con mucha personalidad en sus producciones de acción/thriller/espionaje, pero lo que vemos aquí te saca directamente de la película. Lo mismo puede decirse de la resolución final. Torpe, muy torpe.

Una dirección más eficiente y la ausencia de FX baratejos y cromas hubieran dado pie a una cinta de venganzas convencional, sí, pero al menos más entretenida. Su trama sobre cloacas en servicios secretos no interesa lo más mínimo y resulta bastante inverosímil que alguien del perfil del personaje de Irons sea capaz de hacer lo que hace durante el metraje.

Afortunadamente, pasaron los años y Irons ahora se ha convertido en un secundario de lujo en muchas películas, en lugar de querer ser protagonista en producciones de tan baja estofa como esta.