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España España · Madrid
Voto de Naran:
5
Drama. Romance León, un hombre solitario que contempla el mundo como un espectáculo, queda un día fascinado por una mujer y, desde entonces, decide contemplarla únicamente, aunque la mujer no llega nunca a percatarse de la existencia de León. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2008
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que sé de Lola. El cartel ya nos dice que estamos ante una película poco convencional, artística, de autor. La historia de una fascinación, del deseo, de la mirada, de un voyeur. Como el Monsieur Hire de Patrice Leconte, León se dedica a observar a Lola, una chica que se acaba de instalar en su mismo edificio. El vecino espía, observa, escucha y hasta interviene en la vida de Lola, sin que ésta se de cuenta de la presencia de una sombra que vela por ella y la sigue a todas partes.
Lo que sé de Lola es el debut del madrileño Javier Rebollo, joven cineasta con una galardonada carrera de cortometrajes a sus espaldas. Simple y compleja a la vez, la película es la máxima expresión del estilo de su autor, una historia de amor atípica, intimista, sobre los problemas de incomunicación, de lo que se piensa y nunca se dice. Llena de asfixiante desesperanza, muy pocos espectadores disfrutaron de una obra así.
Técnicamente la película es perfecta. La película de Javier Rebollo se sale de los tiempos de la narración del cine español contemporáneo para acercarse al marcado por Victor Erice o Marc Recha: planos "insoportablemente" largos, tiempo lento, máximo cuidado en los detalles. Sin música, como la vida, con decorados en los que cada pequeño detalle importa -aunque estén vacíos- y con una fotografía de calidad. Secuencias sutiles, contenidas, donde no hay nada explícito. Apenas hay diálogos, la voz en off es escueta. El director comparte eso de "una imagen dice más que mil palabras".
Pero el mundo que recrea Rebollo no es nuestro mundo. Y es que Lo que sé de Lola comete el peor pecado en el que pueden caer las historias intimistas: no emocionar o conmover. La apatía en la que parece sumido Michaël Abiteboul se transmite al espectador. Leon es un personaje que debería transmitir ternura y humanidad, pero lo que más sugiere es aburrimiento.
Las actrices son la verdadera baza de la película, muy bien dirigidas. Lola Dueñas es la musa absoluta de la película. Ella es Lola, la española ruidosa y alegre, que necesita estabilidad sentimental, que no pierde el optimismo ni la vitalidad aun cuando se hunde de lleno en la soledad, viviendo mientras se engaña con que algún día alcanzará sus sueños. Sugiere compasión, y quizá algo de identificación, pero poco más. Como las chicas del canal 7 que mira Leon. Michaël Abiteboul es León, apocado y anulado por una madre enferma. Su personaje tiene el papel del observador y será a través de su mirada, tranquila y serena, a través de la que veamos toda la película. Carmen Machi tiene el papel más creíble y humano, pequeño, sí, pero ahí está. Ese "¡qué haces aquí, hermoso!" te hace sonreír de complicidad.
Lo que sé de Lola es una película de autor para su autor. Asumidamente cansina, la historia, que ilustra muy bien aquello de Sarte de que “vivir es una pasión inútil”, es un universo aparte, en el que no todos -como yo- podemos entrar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Naran
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