Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Naran:
8
Drama En los años 40, finalizado el conflicto de la Guerra Civil Española, una familia abandona el campo y emigra a Madrid con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, la vida en la ciudad es cruel y está llena de desengaños y penalidades. Manuel, el padre, encuentra trabajo en una fundición, pero no puede soportar el ritmo de trabajo. Pepe, el hijo mayor, se dedica a turbios asuntos relacionados con el estraperlo. ... [+]
22 de abril de 2012
46 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene un aire a españolada que echa para atrás, de castañuelas y largas boquillas humeantes. ¡Pero si hasta sale Marujita Díaz en sus años mozos cantando un delicadamente chistoso "mantón verbenero"! Pero no, se trata de una joyita de la época, que retrata crudamente una sociedad muy difícil.

Estamos ante un verdadero dramón al que, sin embargo, le cuesta perder la sonrisa. Somos testigos de las peripecias de una familia del campo que emigra del pueblo a un Madrid que prácticamente no ha cambiado nada. Involuntariamente profética: -"Llévame al cine a ver una psicológica"-. -"Ahora lo que se lleva es el neorrealismo, así lo llaman"- "¡Pero quién va a querer ver las desgracias de la gente!".

Aunque la historia raya en lo maniqueo, el guión sabe bordear con acierto los tópicos. Porque aunque la ciudad está llena de vividores y aprovechados, que sólo miran por su interés, la pela es la pela y lo mismo ocurre con aquellos del pueblo que dejan un trabajo duro pero honrado, con su jornal, por la búsqueda de una vida mejor y dinero fácil. Más que la miseria o la desesperación, es la codicia y el egoísmo. Hasta una familia honrada se niega a fiar un cuarto de judías a los vecinos, que ya está bien de vivir de gorra. No hay piña, desde el mismo momento en que la familia baja del tren, el primer tropiezo, y la desunión gradual.

Desterramos por completo el concepto de españolada. En el montaje, con la escena del padre en la fábrica. En el sonido, con la pelea muda de los gualtrapas en el camión nocturno. En la imagen, con el Chamberlán en la estación de tren. Que si bien el retrato incómodo y la crítica social ocupaban mayor protagonismo, la forma de contarlo (la escena del guiñol casero es genial) no se descuida nunca.

No sé qué gusto encuentran en sacar a la luz la miseria. Con lo bonita que es la vida de los millonarios. En Hollywood esto no pasaba.
Naran
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow