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Voto de juanjo_torpdo:
6
Terror Luego de un accidente en la ruta en el cual atropellan a una persona, Shiro y Tamura, dos estudiantes que terminan huyendo del lugar, conocerán el Infierno sin intermediarios. Shiro, el más inocente, quiere confesar el accidente, pero su malicioso amigo Tamuro lo impide. En una noche irreal los amigos son devorados por el abismo, y la segunda mitad de este verdadero clásico del cine de horror detalla el descenso al infierno budista. (FILMAFFINITY) [+]
6 de febrero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jigoku muestra el funesto destino de Shiro y su descenso al infierno budista, marcado por Tamura. Voy a definir a Jigoku como una película donde el triunfo del mal sobre el bien se hace evidente, en la forma en que Tamura marca el rumbo y el camino de Shiro en el momento en que atropella a un yakuza en un accidente de coche. Al negarse Tamura a prestar auxilio se mediatiza el destino de Shiro y entra en una espiral decadente que vendrá marcada por un sentimiento de culpa del que no podrá escapar. Esto representa una primera parte de una película en la que el espectador espera algo más de todo lo que pasa.

Nakagawa muestra un catálogo de personajes de lo más ruin y despreciable, con situaciones de vergüenza ajena, como la mujer moribunda y el marido de fiesta en la habitación de al lado con una querida, entre muchas otras.

El magnífico desenlace serán los Narakas de la religión budista, como resultado directo del mal karma de Shiro y el resto de personajes. El viaje de Shiro por los ocho Narakas helados y los ocho Narakas ardientes es espectacular. La representación del infierno es sencillamente perfecta, mostrando un estado de extremo terror, desamparo y angustia en los personajes difícil de superar.

El bajo presupuesto de la película hace que su factura técnica no sea excesivamente buena, comentándose incluso que los actores tuvieron que ayudar en la realización de los decorados, lo que no impide un excesivo cuidado en los escenarios del inframundo, junto al correcto tratamiento del elemento folklórico que explica correctamente el concepto que tienen en Japón sobre las condiciones específicas del infierno. El resultado es una segunda parte magistral, donde un festival visual y sonoro de horrores y tormentos introduce al espectador y le hacen partícipe del propio sufrimiento que experimenta Shiro.

En conjunto es un producto más que recomendable, eso sí, atípico y alejado del concepto occidental del infierno tan representado en numerosos films.
juanjo_torpdo
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