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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
6
Drama. Comedia. Intriga Un profesor de literatura francesa, desalentado y hastiado por las insulsas y torpes redacciones de sus nuevos alumnos, descubre entusiasmado que, por el contrario, el chico que se sienta al fondo de la clase, muestra en sus trabajos un agudo y sutil sentido de la observación. Este chico, que se siente extrañamente fascinado por la familia de uno de sus compañeros, escribirá, animado por el profesor, una especie de novela sobre esa ... [+]
14 de marzo de 2013
24 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película inequívocamente francesa. De poses, de clases y de snobs imitadores de lo selecto.

Es el personaje de Kristin Scott Thomas, perfecta bilingüe, el que me interesa. Lleva una galería de arte conocida como “El laberinto de minotauro” y a mano, en el momento oportuno, el “Viaje al fin de la noche” de Céline, crítica a la pederastia que quizás ella intuye en la relación entre su marido y el alumno y que el director deja asomar en algún momento de la película. Además expone cielos de Beijing no para presentarlos, sino representándolos.

Es cierto que el guión de “En la casa” pretende querer reírse de estos profesionales de la pose y la forma amantes del arte contemporáneo ridiculizando las exposiciones sobre la dictadura del sexo (muñecas hinchables con las caras de Hitler o Stalin) o de cuadros no pintados que se dibujan imaginariamente mediante la descripción del autor a través de los auriculares que cuelgan del lienzo en blanco.

Pero no consigue sin embargo alejarse de lo que es pura idiosincrasia francesa. Huele a clasismo. La primera redacción del chaval por el que se interesa su profesor de Literatura capta su atención cuando lee que según el chico, las mujeres de clase media tienen un olor característico.


Es lo que me repele de la película. Y lo primero que me llamó la atención, algo fuera de la historia que se nos narra. Otro made in france: el vouyerismo.

Claude se cuela en la casa de una familia “de clase media” para escudriñar en sus vidas hasta el mínimo detalle. Al tiempo, escribe su obra, bajo tutela del maestro y animado por él.

El montaje está logradísimo y su director nos mete en una historia dentro de otra, entre la ficción de la novela y la realidad de quién la escribe. Ambos líneas narrativas llegan a fundirse pero no a confundirse, lo cual, le hubiese sumado enteros. Esta técnica no es algo inventado por François Ozon, pero resulta siempre efectiva y es ahí donde reside el interés de la película.

Por lo demás, aunque el profesor insista en que una novela debe reservarse un final sorpresa que sorprenda al lector, el desenlace de la película no llega a alcanzar ese estado de gracia al que se refieren los críticos profesionales, porque sí, es previsible.

Esta crítica no es útil seguramente porque quizás yo he percibido aspectos de la película que no son capitales para el desarrollo del guión pero, que me han llamado la atención y que en mi opinión son su menoscabo.
Es lo que hay, juzguen ustedes mismos.
Valkiria
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