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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
6
Aventuras Con una herida en una pierna que amenaza gangrena, el novelista Harry Street y su esposa Helen se encuentran perdidos en el continente africano y tienen pocas esperanzas de sobrevivir. En esas circunstancias, Harry recuerda los episodios más importantes de su vida: la educación que recibió de su tío Bill, sus viajes a España y a Francia e incluso las causas que los han llevado a tan dramática situación. (FILMAFFINITY)
24 de julio de 2009
42 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
El technicolor de los 50, las bandas sonoras legendarias, aquellos títulos de crédito de las épicas historias de aventuras que siempre encabezaban las de piratas son ingredientes, todos aderezados en esta cinta poco digerible protagonizada por una pareja mítica del cine dorado: Ava Gadner y Gregory Peck.

¿Qué ocurre con esta obra basada en la novela de Hemingway que, sirviéndose de todos aquellos referentes sólo pasó con más pena que gloria por las pantallas?

Un escritor, con mucho del propio Ernest y alma derrotista, cínico e irónico (papel que por cierto, poco va con Peck), se lamenta de su mala vida entre delirios, hienas y buitres, mientras se le gangrena la pierna tendido sobre una hamaca en la sabana africana y su abnegada esposa, (Susan Hayward, la mujer “segundo plato”) intenta arrancarle los dolores de alma y cuerpo. En su estado febril, Peck, recuerda a Ava Gadner: en París, de cacería, en una corrida de toros, (este Hemingway...) y hasta en la Guerra Civil Española.

Peck pierde el norte. Antaño, anhelaba liarse la manta a la cabeza y ponerse el mundo por montera a la caza de vivencias para liberar su prosa carente de inspiración. De ahí que arrastre a Ava a África, a los San Fermines y hasta quizás, a la guerra del Líbano.

Pero nuestro escritor frustrado se extravía, igual que ocurriera con el leopardo que se pierde en las laderas del Kilimanjaro. En uno de sus últimos intentos, confiesa a su anciano tío: “Fui de caza una vez, a España en busca del Santo Grial. Pero me lo rompieron”.

Bien. Buen guión. ¿Por qué Henry King se lo carga? De principio a fin, se obceca en insertar imágenes que parecen extraídas de los archivos descartados del National Geographic, posando la cámara sobre el Kilimanjaro y luego intentando ligar torpemente planos a vista de pájaro con las cacerías filmadas en estudio y mezcladas con imágenes documentales de lamentable calidad.

Las escenas selváticas entran con calzador en los delirios de Peck. Gadner debió rodar al mismo tiempo Mogambo. Sus pintas con chaleco de camuflaje (pertrechados con cuarenta bolsillos) son las mismas que en la película de Ford. No contento con desubicarnos en este batiburrillo de escenarios poco reales, King nos traslada, a lo loco, a París, a Madrid, a la Costa Azul... Todo para recrear los amoríos de Gregory, que por fin, se tropieza con la Hayward.

Desastroso montaje. Desastroso doblaje. Con el sugerente timbre de voz de Peck, grave y seductor, resulta patético escucharlo delirar en castellano.

Moraleja: Al final, los segundos platos pueden ser los mejores y las mosquitas muertas, las leonas que espanten a las hienas.

Pero lo dicho: con más pena que gloria.
Valkiria
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