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Voto de Miquel:
8
23 de octubre de 2009
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia dramática del realizador francés Claude Autant-Lara (1901-1999), uno de sus films más relevantes. El guión, de Jean Aurenche y Pierre Bost, adapta el relato breve “La traversée de Paris” (1947), de Marcel Aymé (1902-67). Se rueda, entre el 7/IV y el 9/VI de 1956, en escenarios reales de París (estación de Lyon, Rue Poliveau, museo Jacquemart-André...) y en los platós de Franstudio (Saint Maurice, Val-de-Marne). Nominado a 2 premios de Venecia, gana el del mejor actor (Bouvril) y el de la crítica francesa (película). Producido por Henry Deutschmeister para Continental Produzione (Roma) y France London Films (Paris), se estrena el 26-X-1956 (Francia).
La acción dramática principal tiene lugar a lo largo de unas 6 horas de una noche del invierno de 1943, durante la ocupación militar nazi de Paris, con un prólogo del desfile en los Campos Elíseos del ejército alemán y un doble epílogo (desfile militar de las tropas francesas, americanas y británicas y una escena en la estación de Lyon). El ex taxista en paro por falta de gasolina Marcel Martin (Bouvril), se gana la vida transportando, en maletas y a pie, alimentos y otros productos de contrabando para el mercado negro. Lo ha hecho hasta el momento en compañía de un amigo que acaba de ser detenido en el restaurante Jacky. Inesperadamente se encuentra que para realizar el trabajo del día (transporte de 4 maletas con 100 Kg. de peso) necesita un nuevo colaborador, Grandgil (Gabin). Martin es ingenuo, de escasa formación, pocas luces y genio corto. Grandgil es físicamente fuerte, inteligente, recita de memoria poemas de Heinrich Heine y acepta el encargo aparentemente por dinero. Consigue que su retribución pase de una oferta inicial de 300 francos a un total de 5.000 francos, a cargo del apurado carnicero minorista Jambier (Funès).
El film suma comedia, drama y guerra (IIGM). Construye con precisión y riqueza de matices los caracteres opuestos y en gran parte incompatibles de los dos protagonistas. Desarrolla con acierto los personajes secundarios, a los que dota de realismo, verosimilitud y credibilidad suficientes. Describe con maestría el ambiente agobiante que envuelve la vida diaria de la población sometida a ocupación militar. Lo presenta saturado de temores, inseguridades, reservas, disimulos, desconfianzas, angustias y momentos de terror. Con trazos sencillos, pero seguros, muestra la red inquietante de soplones, confidentes, colaboracionistas, oportunistas, envidiosos, fanáticos y locos, que actúan como colaboracionistas. La narración, basada en un excelente guión con diálogos ingeniosos, crea una sucesión de situaciones irónicas, burlescas y mordaces, con toques de humor negro, que en conjunto componen un relato sumamente divertido. Hace uso de elementos neorrealistas y costumbristas, que se enmarcan en un contexto de tonos esperpénticos, considerados por algunos como próximos o similares a los de Berlanga.
La acción dramática principal tiene lugar a lo largo de unas 6 horas de una noche del invierno de 1943, durante la ocupación militar nazi de Paris, con un prólogo del desfile en los Campos Elíseos del ejército alemán y un doble epílogo (desfile militar de las tropas francesas, americanas y británicas y una escena en la estación de Lyon). El ex taxista en paro por falta de gasolina Marcel Martin (Bouvril), se gana la vida transportando, en maletas y a pie, alimentos y otros productos de contrabando para el mercado negro. Lo ha hecho hasta el momento en compañía de un amigo que acaba de ser detenido en el restaurante Jacky. Inesperadamente se encuentra que para realizar el trabajo del día (transporte de 4 maletas con 100 Kg. de peso) necesita un nuevo colaborador, Grandgil (Gabin). Martin es ingenuo, de escasa formación, pocas luces y genio corto. Grandgil es físicamente fuerte, inteligente, recita de memoria poemas de Heinrich Heine y acepta el encargo aparentemente por dinero. Consigue que su retribución pase de una oferta inicial de 300 francos a un total de 5.000 francos, a cargo del apurado carnicero minorista Jambier (Funès).
El film suma comedia, drama y guerra (IIGM). Construye con precisión y riqueza de matices los caracteres opuestos y en gran parte incompatibles de los dos protagonistas. Desarrolla con acierto los personajes secundarios, a los que dota de realismo, verosimilitud y credibilidad suficientes. Describe con maestría el ambiente agobiante que envuelve la vida diaria de la población sometida a ocupación militar. Lo presenta saturado de temores, inseguridades, reservas, disimulos, desconfianzas, angustias y momentos de terror. Con trazos sencillos, pero seguros, muestra la red inquietante de soplones, confidentes, colaboracionistas, oportunistas, envidiosos, fanáticos y locos, que actúan como colaboracionistas. La narración, basada en un excelente guión con diálogos ingeniosos, crea una sucesión de situaciones irónicas, burlescas y mordaces, con toques de humor negro, que en conjunto componen un relato sumamente divertido. Hace uso de elementos neorrealistas y costumbristas, que se enmarcan en un contexto de tonos esperpénticos, considerados por algunos como próximos o similares a los de Berlanga.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La acción principal consiste en un viaje alucinante, de unos 8 km., en gran medida surrealista, de dos pillos que se las ven con un rosario de incidencias calamitosas. Uno de los principales elementos del viaje y del film es el entorno hostil en el que se desenvuelve la acción. Su recreación pone de manifiesto las dotes narrativas de Autant-Lara (Autant es el apellido paterno y Lara el materno). Pese a su categoría, en los años 60 es objeto de severas críticas por parte de los jóvenes de la “nouvelle vague”. Con sectarismo y no sin vanidad, dedican críticas similares a Clouzot, Clément y otros realizadores de los años 40 y 50, hoy justamente reivindicados como grandes cineastas.
Incorpora imágenes dedicadas a plasmar las características típicas del Paris de la ocupación: el ciego que pide limosna en la escalera del metro interpretando al violín “La Marsellesa”, el velo-taxi para transporte en bicicleta de mercancías, las colas para la adquisición de alimentos, perros callejeros hambrientos, proliferación de coches y calesas de tracción animal (mulas) para transporte de personas, la frecuencia de uso de la bicicleta, el consumo doméstico de alcohol de quemar, las restricciones del suministro eléctrico, los viajes a pie para el transporte de cargas de hasta 50 Kg. por persona, etc. Aporta elementos de desmitificación del heroísmo de la Resistencia y de la crueldad alemana. Compone grupos de personas diferentes por razones múltiples. Pese a ello reivindica su igualdad en dignidad, derechos y obligaciones de tolerancia, solidaridad y respeto. Martin simboliza, más en la novela que en el film, el honor del proletariado y Grandgil el cinismo de la burguesía.
Son escenas memorables la matanza del cerdo, la detención de resistentes vista a contraluz como proyección de sombras, la variopinta concentración de personas en el cuartel de la Gestapo instalado en un palacio de estilo Luis XV, el incidente intimidatorio de Grandgil en el bar, el descubrimiento de la niña judía que trabaja oculta en el bar, etc.
La banda sonora, de René Cloërec (“El albergue rojo”, Autant-Lara, 1951), suma marchas marciales, un vals que evoca la vida civil y cortes de música original descriptiva como la que acompaña la marcha de los protagonistas y los perros que les persiguen, el regreso a casa de Mariette, etc. La fotografía, de Jacques Natteau (“El albergue rojo”), en un B/N de contrastes llamativos e inquietantes, sitúa la acción en escenarios oscuros, opresivos y preferentemente cerrados, que simbolizan el mundo real de una ciudad prisionera, vigilada y amenazada. Compone imágenes de un hermoso realismo con toques expresionistas, que destila lirismo, humanidad y sentido poético. Añade tomas documentales históricas (desfiles militares), que realzan el verismo del relato.
Bibliografía
- José M. LATORRE, “La travesía de Paris”, ‘Dirigido por’, nº 392, pág. 90, septiembre 2009.
- Jacques TRAVENS, “La traversée de Paris”, filmdefrance.com.
Incorpora imágenes dedicadas a plasmar las características típicas del Paris de la ocupación: el ciego que pide limosna en la escalera del metro interpretando al violín “La Marsellesa”, el velo-taxi para transporte en bicicleta de mercancías, las colas para la adquisición de alimentos, perros callejeros hambrientos, proliferación de coches y calesas de tracción animal (mulas) para transporte de personas, la frecuencia de uso de la bicicleta, el consumo doméstico de alcohol de quemar, las restricciones del suministro eléctrico, los viajes a pie para el transporte de cargas de hasta 50 Kg. por persona, etc. Aporta elementos de desmitificación del heroísmo de la Resistencia y de la crueldad alemana. Compone grupos de personas diferentes por razones múltiples. Pese a ello reivindica su igualdad en dignidad, derechos y obligaciones de tolerancia, solidaridad y respeto. Martin simboliza, más en la novela que en el film, el honor del proletariado y Grandgil el cinismo de la burguesía.
Son escenas memorables la matanza del cerdo, la detención de resistentes vista a contraluz como proyección de sombras, la variopinta concentración de personas en el cuartel de la Gestapo instalado en un palacio de estilo Luis XV, el incidente intimidatorio de Grandgil en el bar, el descubrimiento de la niña judía que trabaja oculta en el bar, etc.
La banda sonora, de René Cloërec (“El albergue rojo”, Autant-Lara, 1951), suma marchas marciales, un vals que evoca la vida civil y cortes de música original descriptiva como la que acompaña la marcha de los protagonistas y los perros que les persiguen, el regreso a casa de Mariette, etc. La fotografía, de Jacques Natteau (“El albergue rojo”), en un B/N de contrastes llamativos e inquietantes, sitúa la acción en escenarios oscuros, opresivos y preferentemente cerrados, que simbolizan el mundo real de una ciudad prisionera, vigilada y amenazada. Compone imágenes de un hermoso realismo con toques expresionistas, que destila lirismo, humanidad y sentido poético. Añade tomas documentales históricas (desfiles militares), que realzan el verismo del relato.
Bibliografía
- José M. LATORRE, “La travesía de Paris”, ‘Dirigido por’, nº 392, pág. 90, septiembre 2009.
- Jacques TRAVENS, “La traversée de Paris”, filmdefrance.com.