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Voto de Miquel:
7
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6.511
Comedia. Drama
Chance es un hombre peculiar. Su vida se reduce a cuidar el jardín de la mansión de un hombre adinerado y a ver la televisión el resto del día. Pero, cuando el dueño de la casa muere y Chance es despedido, no está preparado para hacer frente al mundo exterior. Tiene, sin embargo, la suerte de conocer a Eve, una buena mujer que lo acoge en su casa. Lo paradójico es que, poco a poco, este hombre analfabeto pero extremadamente cortés ... [+]
1 de marzo de 2009
55 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para algunos es el mejor film del realizador Hal Ashby (Utah, 1938). El guión, de Jerzy Kosinski, adapta la novela breve “Being There”/"Desde el jardín" (1971), del propio Kosinski, que constituye una nueva versión de “Cándido” (1759), de Voltaire. Se rueda en escenarios reales de Carolina del Norte, California, Maryland y Washington D.C. Nominada a 2 Oscar (actor y actor de reparto), gana uno (actor reparto, M. Douglas). Producido por Andrew Braunsberg (“Macbeth”, Polanski, 1971) para BSB, Lorimar y otras, se estrena el 19-XII-1979 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar en Washington D.C. Chauncy “Chance” Gardner (Sellers) es un infeliz, afectado posiblemente por una ligera discapacidad mental, que no sabe leer ni escribir. Acogido en casa de un potentado, el senador Benjamin “Ben” Rend (Douglas), a lo largo de su vida no ha hecho más que cuidar del jardín de la casa adosada de Rend y ver televisión con el mando a distancia en la mano. Durante la enfermedad de Rend, conoce al presidente “Bobby” (Warden) de los EEUU. Viste con corrección y sobria elegancia. Es de media edad.
El film suma comedia y drama. Sobresale la interpretación de Sellers, secundado por una convincente Shirley MacLine en el papel de Eve Rend. Es la penúltima película de Sellers. Encarna a un personaje singular, simple, sin afectividad y sin emociones, solitario, de insólita pasividad, que no es consciente de sus limitaciones en conocimientos y capacidades. Habla de manera monótona y cauta, parecida a la Stan Laurel, en quien se inspira. La simplicidad de sus respuestas es confundida con profundidad, su serenidad es tomada como prueba de seguridad e inteligencia, su franqueza es entendida como manifestación de lucidez. La ausencia de datos sobre su biografía es tomada por los servicios presidenciales como una consecuencia de la destrucción de documentos y antecedentes por parte de la CIA y el FBI. A las preguntas de los reporteros de la TV ofrece respuestas, obvias, generalistas y casi siempre relacionadas con la jardinería, que se ajustan a los cortes de 10 segundos propios de los telediarios y a los hábitos de fijación de la atención de os televidentes.
La fama y el prestigio le permiten aspirar a puestos cada vez más relevantes dentro de la escala política. El nombre que se le atribuye deriva de la respuesta que ante los medios da a la pregunta sobre cuál es su nombre. Dice: “Chance, el jardinero” y todos entienden “Chance Gardner”. Los malentendidos verbales juegan un importante papel en el desarrollo del relato. Para algunos el encanto personal de Chance radica en su conformismo, su carácter retraído y dócil, su pasividad y debilidad. No molesta, no empuja, no da codazos, no inquieta. Se deja llevar por los acontecimientos y por los que mandan. Hace uso de toques surrealistas, que suelen ser vistos con ojos de humor e ironía.
(Sigue en el “spoiler” sin revelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en Washington D.C. Chauncy “Chance” Gardner (Sellers) es un infeliz, afectado posiblemente por una ligera discapacidad mental, que no sabe leer ni escribir. Acogido en casa de un potentado, el senador Benjamin “Ben” Rend (Douglas), a lo largo de su vida no ha hecho más que cuidar del jardín de la casa adosada de Rend y ver televisión con el mando a distancia en la mano. Durante la enfermedad de Rend, conoce al presidente “Bobby” (Warden) de los EEUU. Viste con corrección y sobria elegancia. Es de media edad.
El film suma comedia y drama. Sobresale la interpretación de Sellers, secundado por una convincente Shirley MacLine en el papel de Eve Rend. Es la penúltima película de Sellers. Encarna a un personaje singular, simple, sin afectividad y sin emociones, solitario, de insólita pasividad, que no es consciente de sus limitaciones en conocimientos y capacidades. Habla de manera monótona y cauta, parecida a la Stan Laurel, en quien se inspira. La simplicidad de sus respuestas es confundida con profundidad, su serenidad es tomada como prueba de seguridad e inteligencia, su franqueza es entendida como manifestación de lucidez. La ausencia de datos sobre su biografía es tomada por los servicios presidenciales como una consecuencia de la destrucción de documentos y antecedentes por parte de la CIA y el FBI. A las preguntas de los reporteros de la TV ofrece respuestas, obvias, generalistas y casi siempre relacionadas con la jardinería, que se ajustan a los cortes de 10 segundos propios de los telediarios y a los hábitos de fijación de la atención de os televidentes.
La fama y el prestigio le permiten aspirar a puestos cada vez más relevantes dentro de la escala política. El nombre que se le atribuye deriva de la respuesta que ante los medios da a la pregunta sobre cuál es su nombre. Dice: “Chance, el jardinero” y todos entienden “Chance Gardner”. Los malentendidos verbales juegan un importante papel en el desarrollo del relato. Para algunos el encanto personal de Chance radica en su conformismo, su carácter retraído y dócil, su pasividad y debilidad. No molesta, no empuja, no da codazos, no inquieta. Se deja llevar por los acontecimientos y por los que mandan. Hace uso de toques surrealistas, que suelen ser vistos con ojos de humor e ironía.
(Sigue en el “spoiler” sin revelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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El film satiriza la importancia que en la vida pública tienen las apariencias, el peso de la superficialidad en el discurso de los políticos y en prácticamente todos los ámbitos de la vida moderna, el sometimiento del poder legal a las manipulaciones de los poderes fácticos o de intereses, el carácter adictivo de la TV, la influencia de la TV sobre el pensamiento y el comportamiento de los ciudadanos, las sospechas sobre los manejos oscuros de los servicios de seguridad del Estado (CIA y FBI), etc. El final, sorprendente e inesperado, extiende la sátira a otros ámbitos.
La música, de Johnny Mandel, ofrece una partitura original espléndida por su expresividad y sencillez. Añade como música adaptada una versión jazzística de “Así habló Zarathustra”, de Richard Strauss (arreglos de Eumir Deodato), dos composiciones de Erik Satie (“Gnossiennes”, nº 4 y 5) y canciones ambientales, como “Differents Ways”. La fotografía, de Caleb Deschanel (“Una mujer bajo la influencia”, Cassavetes, 1974), en color (technicolor), crea composiciones de excelente dibujo, con añadidos virtuosos, como planos cenitales, contraluces y planos exteriores de gran belleza (como los finales). Cuida los lances de humor visual, sutiles e imaginativos.
Película de culto sobre los efectos de la televisión sobre las personas.
El film satiriza la importancia que en la vida pública tienen las apariencias, el peso de la superficialidad en el discurso de los políticos y en prácticamente todos los ámbitos de la vida moderna, el sometimiento del poder legal a las manipulaciones de los poderes fácticos o de intereses, el carácter adictivo de la TV, la influencia de la TV sobre el pensamiento y el comportamiento de los ciudadanos, las sospechas sobre los manejos oscuros de los servicios de seguridad del Estado (CIA y FBI), etc. El final, sorprendente e inesperado, extiende la sátira a otros ámbitos.
La música, de Johnny Mandel, ofrece una partitura original espléndida por su expresividad y sencillez. Añade como música adaptada una versión jazzística de “Así habló Zarathustra”, de Richard Strauss (arreglos de Eumir Deodato), dos composiciones de Erik Satie (“Gnossiennes”, nº 4 y 5) y canciones ambientales, como “Differents Ways”. La fotografía, de Caleb Deschanel (“Una mujer bajo la influencia”, Cassavetes, 1974), en color (technicolor), crea composiciones de excelente dibujo, con añadidos virtuosos, como planos cenitales, contraluces y planos exteriores de gran belleza (como los finales). Cuida los lances de humor visual, sutiles e imaginativos.
Película de culto sobre los efectos de la televisión sobre las personas.