Media votos
6,7
Votos
5.206
Críticas
1.665
Listas
182
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Miquel:
6
6,4
8.730
Acción
Los principales asesinos de la ciudad están siendo asesinados en San Francisco. Uno a uno, los criminales que han escapado de una acción judicial están recibiendo la justicia que merecen, un tipo de justicia que haría pensar que el detective de homicidios Harry Callahan está utilizando sus métodos implacables. Pero los asesinos han juzgado mal a Harry, que deberá enfrentarse esta vez a un inesperado escuadrón de la muerte que lleva ... [+]
25 de abril de 2010
33 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera secuela de "Harry el sucio" (Siegel, 1971), realizada por Ted Post (“Cometieron dos errores”, 1968). El guión, de John Milius ("Apocalypse Now") y Michel Cimino ("El cazador"), desarrolla un argumento de John Milius (inspirado en hechos reales sucedidos en San Francisco en los años 50 del siglo pasado) y cuenta con aportaciones de Harry Julian Fink y Rita Fink en la definición de caracteres. Se rueda en escenarios reales de San Francisco (Hall City, Hall of Justice, Broadway Tunnel, Washington Street...) y Oakland (CA) y en los platós de Warner Studios (Burbank, CA). Producido por Robert Daley para Malpaso/Warner, se estrena el 25-XII-1973 (EEUU y Suecia).
La acción dramática tiene lugar en San Francisco, en 1972/73. El inspector de homicidios Harry Callahan (Eastwood), con la ayuda de Early Smith (Perry), se enfrenta a una organización justiciera de jóvenes policías, dirigida por altas instancias policiales y políticas, que tiene por objeto eliminar a los criminales que consiguen burlar la acción de la Justicia por falta de pruebas legales o por corrupción. Callahan es un hombre frío, solitario y duro, de métodos drásticos, implacables y violentos.
El film combina acción, crimen, drama, thriller y policiaco. Contiene excelentes escenas de carreras, persecuciones, saltos sobre el vacío y caídas desde gran altura, rodadas con habilidad y montadas con eficacia. El guión incorpora algunas secuencias que parecen superfluas porque exhiben violencia y no hacen avanzar la acción. La interpretación de Eastwood, bien secundado por Hal Holbrook y Mitchell Ryan, es impecable y acorde con la idiosincrasia del papel que encarna. El desarrollo de los personajes es escaso: adolecen de esquematismo y caen en la exageración. Harry Callahan, más humano aquí que en “Harry el sucio”, no deja de ser un personaje con componentes irreales e inverosímiles. Para contrarrestar las acusaciones de racismo y xenofobia dirigidas a "Harry el sucio", en esta ocasión Callahan trabaja con un compañero afroamericano y se relaciona con una muchacha de origen asiático. La película, pensada como obra de evasión, es entretenida y absorbente, aunque no mantiene los niveles de calidad del primer film.
Ni los mandos acobardados y corruptos de la policía, ni los jóvenes justicieros, ni el anti-héroe de métodos brutales, merecen el respeto del espectador. El público tiene problemas para identificarse con Harry y con sus métodos: ahí radica una de las debilidades del film. Adviértase que el guión, para mejorar la imagen de Harry y aumentar su capacidad de hacerse con las simpatías y el favor del espectador, aleja del inspector y desplaza a otros personajes las actitudes y las acciones más descabelladas y violentas.
La acción dramática tiene lugar en San Francisco, en 1972/73. El inspector de homicidios Harry Callahan (Eastwood), con la ayuda de Early Smith (Perry), se enfrenta a una organización justiciera de jóvenes policías, dirigida por altas instancias policiales y políticas, que tiene por objeto eliminar a los criminales que consiguen burlar la acción de la Justicia por falta de pruebas legales o por corrupción. Callahan es un hombre frío, solitario y duro, de métodos drásticos, implacables y violentos.
El film combina acción, crimen, drama, thriller y policiaco. Contiene excelentes escenas de carreras, persecuciones, saltos sobre el vacío y caídas desde gran altura, rodadas con habilidad y montadas con eficacia. El guión incorpora algunas secuencias que parecen superfluas porque exhiben violencia y no hacen avanzar la acción. La interpretación de Eastwood, bien secundado por Hal Holbrook y Mitchell Ryan, es impecable y acorde con la idiosincrasia del papel que encarna. El desarrollo de los personajes es escaso: adolecen de esquematismo y caen en la exageración. Harry Callahan, más humano aquí que en “Harry el sucio”, no deja de ser un personaje con componentes irreales e inverosímiles. Para contrarrestar las acusaciones de racismo y xenofobia dirigidas a "Harry el sucio", en esta ocasión Callahan trabaja con un compañero afroamericano y se relaciona con una muchacha de origen asiático. La película, pensada como obra de evasión, es entretenida y absorbente, aunque no mantiene los niveles de calidad del primer film.
Ni los mandos acobardados y corruptos de la policía, ni los jóvenes justicieros, ni el anti-héroe de métodos brutales, merecen el respeto del espectador. El público tiene problemas para identificarse con Harry y con sus métodos: ahí radica una de las debilidades del film. Adviértase que el guión, para mejorar la imagen de Harry y aumentar su capacidad de hacerse con las simpatías y el favor del espectador, aleja del inspector y desplaza a otros personajes las actitudes y las acciones más descabelladas y violentas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Los mandos de la policía se sienten desmoralizados porque muchos criminales obtienen de los Tribunales sentencias absolutorias por falta de "pruebas legales". Es obligación de la policía obtener estas pruebas. Si no las consigue de modo reiterado y sistemático, lo que debe hacer es identificar y corregir sus errores, reclamar los recursos personales y materiales que necesita y mejorar sus niveles de eficacia. Nunca debe apoyarse en acciones criminales. Los jóvenes justicieros deben ser arrestados, juzgados y, en los casos que corresponda, condenados. No han de ejercer unas funciones que no entienden y a las que no merecen servir. El falso héroe o anti-héroe que se enfrenta a los mandos y a los jóvenes justicieros tampoco está en el lugar que corresponde.
No se puede defender la Justicia, el orden público y el bien común desde el crimen. En un Estado de derecho, los Tribunales son los que han de juzgar y sancionar. El crimen no se combate con más crímenes. Sólo se puede luchar eficazmente contra él desde la Justicia, las garantías procesales, la presunción de inocencia y la legalidad. No es irrelevante que Harry sea autoritario, duro, desconsiderado y en ocasiones sádico, pero lo más grave es que es un forajido, cuyas intervenciones obstaculizan, aplazan o impiden, la solución de los problemas que se han de resolver.
Es la segunda película protagonizada por el detective de homicidios Harry Callahan y su magnum 44. Luego vienen otras como “Harry el ejecutor” (Fargo y Daley, 1976), “Impacto súbito” (Eastwood, 1983), etc. El modelo es copiado y seguido por otros realizadores, dados los buenos resultados que consigue en taquilla. Eastwood ve incrementada su popularidad hasta el punto que algunos le señalan como el sustituto de John Wayne, que fallece en 1979.
La banda sonora, del argentino Lalo Schifrin (“Bullit”, Yates, 1968), presenta una bonita partitura jazzística de 23 cortes, ambientales y descriptivos, que sugieren sentimientos de suspense y tensión. Destacan los cortes titulados "Briggs", "The Cop", "Magnum Force" y el largo "Main Tittle". La fotografía, de Frank Stanley (“Licencia para matar”, Eastwood, 1975), en color y scope, ofrece imágenes de estética muy cuidada y buena composición. Desarrolla una narración visual vibrante, dinámica y fluida. Se complace en la descripción de las escenas de acción. Abundan los contraluces, los ambientes cerrados y oscuros, los espacios desolados y los encuadres contrapicados e inclinados.
Bibliografia
- Carlos AGUILAR, “Clint Eastwood”, Cátedra ed., 320 pág., Madrid 2009.
- Ángeles MASÓ, “Harry el fuerte”, ‘La Vanguardia (Revista 8)’, 21-IV-1992.
No se puede defender la Justicia, el orden público y el bien común desde el crimen. En un Estado de derecho, los Tribunales son los que han de juzgar y sancionar. El crimen no se combate con más crímenes. Sólo se puede luchar eficazmente contra él desde la Justicia, las garantías procesales, la presunción de inocencia y la legalidad. No es irrelevante que Harry sea autoritario, duro, desconsiderado y en ocasiones sádico, pero lo más grave es que es un forajido, cuyas intervenciones obstaculizan, aplazan o impiden, la solución de los problemas que se han de resolver.
Es la segunda película protagonizada por el detective de homicidios Harry Callahan y su magnum 44. Luego vienen otras como “Harry el ejecutor” (Fargo y Daley, 1976), “Impacto súbito” (Eastwood, 1983), etc. El modelo es copiado y seguido por otros realizadores, dados los buenos resultados que consigue en taquilla. Eastwood ve incrementada su popularidad hasta el punto que algunos le señalan como el sustituto de John Wayne, que fallece en 1979.
La banda sonora, del argentino Lalo Schifrin (“Bullit”, Yates, 1968), presenta una bonita partitura jazzística de 23 cortes, ambientales y descriptivos, que sugieren sentimientos de suspense y tensión. Destacan los cortes titulados "Briggs", "The Cop", "Magnum Force" y el largo "Main Tittle". La fotografía, de Frank Stanley (“Licencia para matar”, Eastwood, 1975), en color y scope, ofrece imágenes de estética muy cuidada y buena composición. Desarrolla una narración visual vibrante, dinámica y fluida. Se complace en la descripción de las escenas de acción. Abundan los contraluces, los ambientes cerrados y oscuros, los espacios desolados y los encuadres contrapicados e inclinados.
Bibliografia
- Carlos AGUILAR, “Clint Eastwood”, Cátedra ed., 320 pág., Madrid 2009.
- Ángeles MASÓ, “Harry el fuerte”, ‘La Vanguardia (Revista 8)’, 21-IV-1992.