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Voto de Miquel:
8
7,2
3.570
Drama. Thriller
Dorian Gray (Hurd Hutfield) es un joven aristócrata muy atractivo que vende su alma al Diablo a cambio de la eterna juventud. Gracias a una invocación consigue que sea el retrato que le ha hecho su amigo Basil Hallward (Lowell Gilmore) el que sufra el proceso natural del envejecimiento. (FILMAFFINITY)
24 de noviembre de 2008
44 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo largometraje sobre un total de seis del realizador Albert Lewin (“Pandora y el holandés errante”, 1951). El guión, del propio Lewin, adapta la novela “The Picture Of Dorian Gray” (1891, edición revisada y ampliada). Se rueda en los MGM Studios (Culver City, CA). Nominado a 3 Oscar, gana uno (fotografía) y un Globo de oro (actriz secundaria, Lansbury). Producido por Sandro P. Berman para MGM, se estrena el 1-III-1945 (EEUU, preestreno).
La acción dramática tiene lugar en Londres en 1886 y unos 20 años más tarde. El joven aristócrata Dorian Gray (Hatfield), ansioso de gozar en plenitud de los placeres del libertinaje, vende su alma al diablo a cambio de conservar la juventud durante toda la vida. El proceso de deterioro físico y de envejecimiento, y la imagen de su degradación moral, se trasladan al cuadro al óleo que pinta de él su amigo Basil Hallaward (Gilmore). Dorian en una de sus visitas a la casa del pintor conoce al libertino lord Henry Wotton (Sanders). Se relaciona con la bella cantante Sibyl Vane (Lansbury). Profesa gran afecto a Gladys Hallward (Reed), sobrina del pintor, unos 20 años más joven que él, a la que conoce desde pequeña. Dorian es reservado, enigmático, extraño y solitario. Se siente deprimido y atormentado. Viaja con cierta frecuencia, pero no puede alejarse mucho de su retrato, porque forma con él una extraña unidad.
El film suma drama, fantasía, horror, suspense y romance. Hasta el presente, es la mejor adaptación al cine de la novela del irlandés Oscar Wilde, una de sus obras más conocidas y celebradas. El tema que desarrolla se inspira en la figura de Fausto. La película presenta una cuidada ambientación, recargada y artificiosa, que evoca la máscara tras la que Dorian Gray oculta sus secretos y sus sentimientos atormentados. El cuadro del protagonista, pintado en plena juventud, se transforma en un segundo cuadro, obra de concepción exageradamente expresionista de Iván LeLorraine Albright (1897-1983), que se conserva en el Instituto de Arte de Chicago. Las imágenes de ambas telas (una sola en la ficción) se presentan en color (technicolor).
Los diálogos son rápidos, densos y discursivos, por lo que resulta difícil seguirlos. Se crea una atmósfera densa, opresiva e inquietante, que pone en comunicación al espectador con un mundo espectral, fuente de sentimientos de temor y suspense. La narración se apoya en la voz en “off” de un narrador prolijo que interviene con reiteración. Se sirve de elementos simbólicos, como el gato, representación alegórica en la Edad Media, y en el film, del diablo y de su influencia maléfica sobre los seres humanos.
(Sigue en el spoiler sin revelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en Londres en 1886 y unos 20 años más tarde. El joven aristócrata Dorian Gray (Hatfield), ansioso de gozar en plenitud de los placeres del libertinaje, vende su alma al diablo a cambio de conservar la juventud durante toda la vida. El proceso de deterioro físico y de envejecimiento, y la imagen de su degradación moral, se trasladan al cuadro al óleo que pinta de él su amigo Basil Hallaward (Gilmore). Dorian en una de sus visitas a la casa del pintor conoce al libertino lord Henry Wotton (Sanders). Se relaciona con la bella cantante Sibyl Vane (Lansbury). Profesa gran afecto a Gladys Hallward (Reed), sobrina del pintor, unos 20 años más joven que él, a la que conoce desde pequeña. Dorian es reservado, enigmático, extraño y solitario. Se siente deprimido y atormentado. Viaja con cierta frecuencia, pero no puede alejarse mucho de su retrato, porque forma con él una extraña unidad.
El film suma drama, fantasía, horror, suspense y romance. Hasta el presente, es la mejor adaptación al cine de la novela del irlandés Oscar Wilde, una de sus obras más conocidas y celebradas. El tema que desarrolla se inspira en la figura de Fausto. La película presenta una cuidada ambientación, recargada y artificiosa, que evoca la máscara tras la que Dorian Gray oculta sus secretos y sus sentimientos atormentados. El cuadro del protagonista, pintado en plena juventud, se transforma en un segundo cuadro, obra de concepción exageradamente expresionista de Iván LeLorraine Albright (1897-1983), que se conserva en el Instituto de Arte de Chicago. Las imágenes de ambas telas (una sola en la ficción) se presentan en color (technicolor).
Los diálogos son rápidos, densos y discursivos, por lo que resulta difícil seguirlos. Se crea una atmósfera densa, opresiva e inquietante, que pone en comunicación al espectador con un mundo espectral, fuente de sentimientos de temor y suspense. La narración se apoya en la voz en “off” de un narrador prolijo que interviene con reiteración. Se sirve de elementos simbólicos, como el gato, representación alegórica en la Edad Media, y en el film, del diablo y de su influencia maléfica sobre los seres humanos.
(Sigue en el spoiler sin revelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Notable interpretación de Sanders, actor preferido de Lewin, que en la década de los 40 dirige tres films protagonizados por él (“Soberbia”, 1942; “El retrato...”; y “Los asuntos privados de Bel Ami”, 1947). Sanders se encuentra cómodo en los papeles de persona sofisticada, refinada y culta, como los que encarna en los tres films citados. Lo presenta leyendo el poemario “Las flores del mal” (1857), de Charles Baudelaire.
El film trata, entre otros, los temas del remordimiento, la sutileza de la frontera que separa el bien del mal, la grandeza y la miseria del culto dedicado a la belleza y al placer (hedonismo) y la dificultad de la redención.
La música, de Herbert Stohart (“El mago de Oz”, Fleming, 1939), aporta una partitura dramática, con frecuentes crescendos y golpes sonoros y con fragmentos ambientales a cargo de solos de piano. Añade cortes clásicos, tomados de “La tormenta” (Chopin), “Don Giovanni” (Mozart) y “Moonlight Serenata” (Beethoven), y la canción melódica “Good Bye, Little Yellow Bird” (varias versiones). La fotografía, de Harry Stradling (“Un tranvía llamado deseo”, Kazan, 1951), dota a la obra de una excelente visualidad, uno de sus principales atractivos. Hace uso de una notable profundidad de campo y de planos abiertos que permiten captar diferentes acciones simultáneas en el mismo espacio visual. La cámara se mueve con pausada diligencia, ofreciendo planos picados, contrapicados y tomas a ras de suelo. La luz se presenta muy contrastada, con sombras intensas y negros tenebrosos.
Película intensamente dramática, con elementos de fantasía, horror y suspense. Cuenta con una grata y adecuada banda sonora y una sorprendente visualidad, que compensa en parte deficiencias de guión (diálogos discursivos y largos, narración en “off” artificiosa, etc.). La historia, intensamente romántica, ha perdido parte del vigor e interés iniciales. Tuvo gran éxito cuando se estrenó en los últimos meses de la IIGM.
El film trata, entre otros, los temas del remordimiento, la sutileza de la frontera que separa el bien del mal, la grandeza y la miseria del culto dedicado a la belleza y al placer (hedonismo) y la dificultad de la redención.
La música, de Herbert Stohart (“El mago de Oz”, Fleming, 1939), aporta una partitura dramática, con frecuentes crescendos y golpes sonoros y con fragmentos ambientales a cargo de solos de piano. Añade cortes clásicos, tomados de “La tormenta” (Chopin), “Don Giovanni” (Mozart) y “Moonlight Serenata” (Beethoven), y la canción melódica “Good Bye, Little Yellow Bird” (varias versiones). La fotografía, de Harry Stradling (“Un tranvía llamado deseo”, Kazan, 1951), dota a la obra de una excelente visualidad, uno de sus principales atractivos. Hace uso de una notable profundidad de campo y de planos abiertos que permiten captar diferentes acciones simultáneas en el mismo espacio visual. La cámara se mueve con pausada diligencia, ofreciendo planos picados, contrapicados y tomas a ras de suelo. La luz se presenta muy contrastada, con sombras intensas y negros tenebrosos.
Película intensamente dramática, con elementos de fantasía, horror y suspense. Cuenta con una grata y adecuada banda sonora y una sorprendente visualidad, que compensa en parte deficiencias de guión (diálogos discursivos y largos, narración en “off” artificiosa, etc.). La historia, intensamente romántica, ha perdido parte del vigor e interés iniciales. Tuvo gran éxito cuando se estrenó en los últimos meses de la IIGM.