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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
7
Drama. Romance Mezcla de biografía histórica y drama romántico que narra las relaciones entre la ya madura Isabel I Tudor, reina de Inglaterra (1558-1603) y el elegante Conde de Essex. (FILMAFFINITY)
9 de noviembre de 2005
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarta película sobre Isabel I de Inglaterra, basada en una obra de teatro "Elizabeth y Essex", de Maxwell Anderson, que había triunfado en Broadway. Gracias a una ampliación presupuestaria de última hora, se filmó en color.

La acción tiene lugar en Inglaterra entre 1596 y 1601. Narra la leyenda del amor imposible entre Isabel I (Bette Davis) y Robert Devereaux, conde de Essex (Errol Flynn). La película desarrolla un drama romántico de dos amores que se necesitan, pero que no encuentran el modo de encajar en el mundo de entrega al trono sin reservas de Isabel y en el de la ambición de Essez. El tema central del argumento es la concepción de la reina que, por obligación y necesidad, debe defender los intereses del trono, su estabilidad en él, su poder real y su fuerza, mediante una gestión libre de compromisos, situada por encima de intereses particulares y capaz de manejarse con equilibrio, ambigüedad y astucia. La experiencia de niña (no supo quién era su madre durante muchos años) y de joven (recluída temporalmente en la torre de Londres por intrigas palaciegas), la constatación de la fragilidad de sus derechos sucesorios (reconocidos y derogados varias veces), la tirantez de las relaciones con su hermanastra, la reina Mary (que en varias ocasiones acarició la idea de ejecutarla) y de las pretensiones al trono de familiares poderosos, la llevaron a ejercer el oficio de reina con un ascetismo inusual, una dedicación plena y el sacrificio de sus anhelos personales. Es destacada la escena en la que ella explica a su doncella Margarett Radcliffe que "ser reina es menos que ser humano, es anteponer el orgullo al deseo, es buscar ternura en el corazón de los homres y encontrar sólo ambición, es no tener una hora para el amor".

La música se erige en elemento narrativo con entidad propia: no enmarca la acción, sino que la modula y la completa. La fotografía pone el acento en la expresión del drama de soledad de la reina. Los grandes espacios vacíos en los que se mueve y su entrada en la sala del trono a través de un largo trecho de salones vacíos, sola, sin compañía, sin guardia personal, trasmiten elocuentemente el mundo interior de una reina que ha renunciado a todo para que ser respetada y temida. El guión desarrolla la acición en un crescendo bien dosificado de tensión e intriga. Los diálogos son claros y contienen expresiones antológicas: "El cielo se toma por sorpresa" (Essex), "Yo no viviré y él morirá" (Isabel), etc. La intepretación de Davis es extraordinaria. Flynn, en la cumbre de su éxito, se desenvuelve con rigidez en un papel que le resulta extraño. La dirección construye un potente drama de renuncia y soledad.

Película de gran interés, soberbia fotografía, excelente música, con una interpretación antológica de Davis, que aquel año ganó el Oscar a la mejor actriz principal por "Amarga victoria".
Miquel
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