Segunda película del sevillano Benito Zambrano. La preparación consumió tres años y el rodaje, 76 días. Intervinieron más de tres mil extras y unos 100 técnicos. Se presentó en el Festival de Cannes.

La acción se desarrolla en La Habana, en el momento en que se elabora el guión (2003/4). Narra la historia de dos amigos de infancia, Ruy Santos (Alberto Joel García) y Tito García (Roberto Álvarez), de 28 años, que sueñan con triunfar en el mundo de la música. El primero vive con Caridad (Yailene Sierra) y dos hijos. El segundo vive con la abuela, Luz María (Zenia Marabal). Decididos a organizar un gran concierto, se ponen en contacto con René, director del teatro, que les acoge con entusiasmo. Mientras hacen los preparativos, llegan unos españoles con una oferta internacional, que desencadena acontecimientos imprevisibles.

La obra constituye un homenaje al pueblo cubano y a La Habana. Las relaciones personales (amistad, amor, colaboración, distanciamiento y ruptura) constituyen uno de los ejes de la narración. La descripción de sentimientos, como ternura por los hijos, afición a la música, apego a la tierra, ambición de triunfar, constituyen otro eje. La película es clara, luminosa, alegre, bulliciosa y traspira franqueza, sinceridad y autenticidad. No contiene referencias políticas, ni críticas ni elogiosas. La descripción realista de la sociedad pone de manifiesto sentimientos de desazón, disconformidad y rebeldía, contra la pobreza, las dificultades para encontrar empleo, la necesidad de emigrar. También muestra cómo en la juventud anidan coraje, capacidad de resistencia, alegría vital, generosidad, salud moral, buen humor y unas ganas incontenibles de vivir y cantar.

La música es el principal protagonista. La banda sonora, rodada con sonido directo, recoge unas 30 canciones, entre las que destaca "Arenas de soledad". Los instrumentos principales son saxo, metales, guitarras, batería y armónica. Recoge la música joven del momento, interesada mayoritariamente por los blues en versión habanera, los "Habana blues". La fotografía es de una extraordinaria belleza visual. Son sobresalientes los travellings que muestran la ciudad de noche (El malecón), los giros largos de la cámara sobre los tejados y el interior del teatro. El guión combina realismo y buen humor. Son destacables escenas como la del Chevrolet del 52 ("la máquina del tiempo", según Marta), los trajines en bicicleta de Ruy con los hijos, el agujero en el techo del teatro abierto a la luz de la luna. Contiene un número elevado de expresiones de acertada composición, que añaden belleza verbal a la obra. La interpretación corre a cargo de actores noveles cubanos, seleccionados en un casting multitudinario. La dirección construye una narración equilibrada, colorista y vibrante, que exalta el amor, la música y la amistad.

Los interiores del teatro corresponden al Teatro Terry (una joya), situado en la Plaza de Armas, de Cienfuegos.