Película dirigida, escrita, coproducida y protagonizada por Moretti. Formó parte de la Selección Oficial del Festival de Cannes.

La acción tiene lugar en Italia entre 1994 y 1997. El relato superpone tres líneas argumentales: el ejercicio de la profesión de cineasta e informador del protagonista, hechos de su vida familiar y acontecimientos políticios y sociales. Tras rechazar de nuevo un antiguo proyecto de realizar un musical de época, de los años 50, sobre la vida de un pastelero, el protagonista decide rodar un documental que explique la realidad de Italia. El trabajo se ve interrumpido varias veces por el embarazo de la mujer y el nacimiento del hijo, Pietro. La película presenta varias líneas de reflexión y análsis, expuestas con ironía y buen humor. Se refiere a las reiteradas victorias electorales (marzo 1994 y abril 1996) de la derecha, liderada por un hombre singular. Le preocupa la reacción de la izquierda que, tras sus derrotas, se refugia en un estado estéril de serenidad "tibetana": la que aprendió Bertolucci de los monjes del Tibet. Ve con perplejidad las palabras de los líderes que definen la Padania como estado federal, soberano y libre de los dictados del Sur. Mira con dolor la llegada masiva de refugiados albaneses en un barco desvencijado. Constata que las informaciones que durante cuatro años ha recogido sobre la realidad italiana constituyen un barullo desconcertante. Sobresalen varias escenas: la manifestación de una ingente multitud con paraguas en una tarde de intensa lluvia, la aproximación del barco que transporta a miles de albaneses en silencio y en pie y la inmersión del autor en unas hojas gigantescas que llevan adheridos, en ambas caras, recortes de prensa.

La música recoge 12 temas bailables, de aire festivo, composición ligera y ritmo marcado, como "Campanita de cristal" y "Bo Mambo". La fotografía realza la ironía del autor y presta especial atención a sus gestos. El guión muestra un caos informativo ante el que el documentalista sólo es capaz de ofrecer un collage de datos. El vestuario del protagonista, con capa, casco, megáfono y vespa, recuerda la figura de Clint Eastwood, con poncho, sombrero, pistolón y caballo, de "La muerte tenía un precio".

La película constituye un fresco multicolor de la realidad italiana, realizado con ironía, buen humor y un enorme afecto por un país, que no es del todo como el autor desea, pero que es el que le pertenece y al que pertenece.