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Voto de Miquel:
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Cine negro
Para crear una banda de atracadores, Martín y Antoine se ponen en contacto con Román para que les consiga armas y un cuarto hombre. Román convence a Picas, un antiguo atracador que ahora trabaja en una masía. (FILMAFFINITY)
26 de junio de 2009
48 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer largometraje de Francisco Pérez-Dolz Riba (Madrid, 1922). El guión, de Miquel Cussó, José Mª Ricarte y Francisco Pérez-Dolz, desarrolla un argumento de José Mª. Ricarte, inspirado libremente en las actividades delictivas de Francisco Sabater Llopart (1913-60) y Josep Lluís Facerías (1920-57), anarquistas y luchadores antifranquistas. Se rueda en escenarios (interiores y exteriores) de Barcelona y en los estudios Buch-Sanjuán (Barcelona). Producido por Francisco Balcázar para Balcázar P. C., se estrena el 2-IX-1963 (Barcelona).
La acción dramática tiene lugar en Barcelona a lo largo de unas pocas semanas de enero de 1963. Martín (Peña) y Antoine (Novales) son dos comunistas que llegan a Barcelona procedentes de Toulouse (Francia) con el propósito de realizar acciones desestabilizadoras contrarias el Régimen y conseguir algunos fondos que les permitan salir de la pobreza en la que viven. Contactan con un antiguo camarada, Román Campos (Suárez), y éste pide la colaboración a su amigo Jordi Abad “el Picas” (Otero), que dispone de varias metralletas y pistolas. Martín, líder del grupo, es autoritario, intransigente, cruel, misógino y trata de dar salida a su sadismo a través de las actividades delictivas. Antoine es un delincuente aficionado a las emociones fuertes y es de personalidad infantil y dependiente. Román es un ex activista político que gestiona con su padre y su hermana un lavadero abierto al público. Desea escapar de la pobreza. José Abad, “el Picas”, tras cuatro años de prisión por atraco a una joyería, se ha retirado a la finca familiar, la massia “Can Picas”, donde vive con la madre y la mujer.
El film suma drama, crimen, cine negro, thriller y análisis social. Explora la realidad de la simbiosis que se da en la posguerra española entre el activismo político antifranquista y acciones delictivas planeadas y ejecutadas con el propósito de desestabilización política y obtención de recursos con los que aliviar la indigencia y la desesperación personal. El film se inspira en las figuras de dos anarquistas famosos en su momento, activos en Barcelona, que la cinta presenta como ex activistas comunistas relacionados con Toulouse y su escuela de formación de militantes (16, rue Lacordaire, Toulouse).
La película bebe en la tradición del cine negro americano clásico, en las experiencias de la ficción criminal (literatura y cine) de Barcelona en 1950-63 y en el cine renovador recién aportado por la “nouvelle vague” francesa. Del cine americano toma sin dogmatismos los parámetros del género (paranoia, afanes de venganza, fatalismo...) y sus personajes (mujer fatal, líder sanguinario...). Del cine francés toma el realismo y naturalismo de la historia, el rodaje en escenarios exteriores, la primacía del autor, etc. De la tradición barcelonesa toma el encaje del relato en la historia de la ciudad y del país (represión política, dirigismo cultural...).
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en Barcelona a lo largo de unas pocas semanas de enero de 1963. Martín (Peña) y Antoine (Novales) son dos comunistas que llegan a Barcelona procedentes de Toulouse (Francia) con el propósito de realizar acciones desestabilizadoras contrarias el Régimen y conseguir algunos fondos que les permitan salir de la pobreza en la que viven. Contactan con un antiguo camarada, Román Campos (Suárez), y éste pide la colaboración a su amigo Jordi Abad “el Picas” (Otero), que dispone de varias metralletas y pistolas. Martín, líder del grupo, es autoritario, intransigente, cruel, misógino y trata de dar salida a su sadismo a través de las actividades delictivas. Antoine es un delincuente aficionado a las emociones fuertes y es de personalidad infantil y dependiente. Román es un ex activista político que gestiona con su padre y su hermana un lavadero abierto al público. Desea escapar de la pobreza. José Abad, “el Picas”, tras cuatro años de prisión por atraco a una joyería, se ha retirado a la finca familiar, la massia “Can Picas”, donde vive con la madre y la mujer.
El film suma drama, crimen, cine negro, thriller y análisis social. Explora la realidad de la simbiosis que se da en la posguerra española entre el activismo político antifranquista y acciones delictivas planeadas y ejecutadas con el propósito de desestabilización política y obtención de recursos con los que aliviar la indigencia y la desesperación personal. El film se inspira en las figuras de dos anarquistas famosos en su momento, activos en Barcelona, que la cinta presenta como ex activistas comunistas relacionados con Toulouse y su escuela de formación de militantes (16, rue Lacordaire, Toulouse).
La película bebe en la tradición del cine negro americano clásico, en las experiencias de la ficción criminal (literatura y cine) de Barcelona en 1950-63 y en el cine renovador recién aportado por la “nouvelle vague” francesa. Del cine americano toma sin dogmatismos los parámetros del género (paranoia, afanes de venganza, fatalismo...) y sus personajes (mujer fatal, líder sanguinario...). Del cine francés toma el realismo y naturalismo de la historia, el rodaje en escenarios exteriores, la primacía del autor, etc. De la tradición barcelonesa toma el encaje del relato en la historia de la ciudad y del país (represión política, dirigismo cultural...).
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
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spoiler:
La narración es realista, descarnada, seca, áspera y desabrida. Las peleas a golpes son duras y prolongadas, los disparos se hacen y se reiteran con pasión, la crueldad se hace presente en la culminación de algunas acciones escalofriantes (ahogamiento en el puerto, ahorcamiento en la casa abandonada). Los personajes se presentan bien construidos, dotados de densidad y coherencia psicológica, son realistas y creíbles, no reproducen estereotipos y no están idealizados. La película está dotada de una gran fuerza expresiva y su desarrollo destila intensidad y vigor.
De modo elíptico, a causa de la censura, pero con sinceridad y convicción, denuncia la doble moral de una sociedad éticamente empobrecida, la depresión cultural de una ciudadanía alienada por el fútbol, el sensacionalismo morboso (semanario “¿Por qué?” y otros), la desinformación tendenciosa y tópicos folclóricos. Denuncia con sutileza el mayor interés de la policía en la defensa del régimen autoritario que en la persecución y represión de la delincuencia. Visualmente subraya las formas ridículas del uniforme de invierno de la policía nacional (“los grises”). Pone de manifiesto la represión de la lengua catalana, excluida del uso normal y tratada como lengua inferior.
Se refiere a temas relacionados con el sexo en varias ocasiones. Apunta la ambigua sexualidad de Martín y la ambigüedad de la relación de éste con Antoine. Martín reprende a Antoine por mirar cómo juegan a balonmano las chicas del colegio vecino. Román tiene comportamientos machistas (pega a Marisa) y homófobos (llama “marica” a Antoine durante la pelea). Martín exhibe su misantropía sin rodeos (casa de Marisa).
El film aporta información documental sobre actividades económicas hoy olvidadas (lavadero administrado como negocio y fuente de ingresos de una familia, garaje privado con servicios de custodia y mantenimiento...). Añade imágenes entrañables del Mercat del Born y alrededores, las barcas mejilloneras del puerto, los “meublés” de la época, estaciones del metro (Fernando y Plaza Cataluña), etc. Muestra la publicidad estática (Norit, Eko...) y radiada (Nestlé...) del momento.
El realizador Francisco Pérez-Dolz, antiguo ayudante de dirección, realizó tres largometrajes: dos en solitario (“A tiro limpio” y “El mujeriego”) y uno en colaboración (“Los jueces de la Biblia”). Luego se dedicó al cine publicitario. Nacido en Madrid, se trasladó a Barcelona a los 7 años.
La banda sonora, de Federico Martínez Tudó, ofrece una partitura jazzística, acompañada de cortes de guitarra y cante flamenco, piano y violín, etc. Crea una atmósfera cercana y cálida, innovadora y tradicional. La fotografía, de Francisco Martín, en B/N, incrusta la acción en Barcelona. Ofrece planos largos, un pausado y diligente trabajo de cámara, encuadres emotivos (planos picados de la cisterna del WC, de la escalera de la casa abandonada...), perspectivas generales y localizaciones de interés general (Camp Nou, inaugurado en 1957).
De modo elíptico, a causa de la censura, pero con sinceridad y convicción, denuncia la doble moral de una sociedad éticamente empobrecida, la depresión cultural de una ciudadanía alienada por el fútbol, el sensacionalismo morboso (semanario “¿Por qué?” y otros), la desinformación tendenciosa y tópicos folclóricos. Denuncia con sutileza el mayor interés de la policía en la defensa del régimen autoritario que en la persecución y represión de la delincuencia. Visualmente subraya las formas ridículas del uniforme de invierno de la policía nacional (“los grises”). Pone de manifiesto la represión de la lengua catalana, excluida del uso normal y tratada como lengua inferior.
Se refiere a temas relacionados con el sexo en varias ocasiones. Apunta la ambigua sexualidad de Martín y la ambigüedad de la relación de éste con Antoine. Martín reprende a Antoine por mirar cómo juegan a balonmano las chicas del colegio vecino. Román tiene comportamientos machistas (pega a Marisa) y homófobos (llama “marica” a Antoine durante la pelea). Martín exhibe su misantropía sin rodeos (casa de Marisa).
El film aporta información documental sobre actividades económicas hoy olvidadas (lavadero administrado como negocio y fuente de ingresos de una familia, garaje privado con servicios de custodia y mantenimiento...). Añade imágenes entrañables del Mercat del Born y alrededores, las barcas mejilloneras del puerto, los “meublés” de la época, estaciones del metro (Fernando y Plaza Cataluña), etc. Muestra la publicidad estática (Norit, Eko...) y radiada (Nestlé...) del momento.
El realizador Francisco Pérez-Dolz, antiguo ayudante de dirección, realizó tres largometrajes: dos en solitario (“A tiro limpio” y “El mujeriego”) y uno en colaboración (“Los jueces de la Biblia”). Luego se dedicó al cine publicitario. Nacido en Madrid, se trasladó a Barcelona a los 7 años.
La banda sonora, de Federico Martínez Tudó, ofrece una partitura jazzística, acompañada de cortes de guitarra y cante flamenco, piano y violín, etc. Crea una atmósfera cercana y cálida, innovadora y tradicional. La fotografía, de Francisco Martín, en B/N, incrusta la acción en Barcelona. Ofrece planos largos, un pausado y diligente trabajo de cámara, encuadres emotivos (planos picados de la cisterna del WC, de la escalera de la casa abandonada...), perspectivas generales y localizaciones de interés general (Camp Nou, inaugurado en 1957).