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Voto de Miquel:
8
6,5
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Drama. Comedia
Basada en la novela homónima de Marie-Sabine Roger. Germain Chazes (Gérard Depardieu) es un hombre maduro y obeso que vive en una caravana, en el jardín de su madre, y su vida transcurre entre el café y el parque público. Los demás lo consideran un imbécil feliz, hasta que Margueritte (Gisèle Casadesus), una anciana muy culta, le descubre el universo de los libros y las palabras. Desde entonces, su relación con los demás y consigo mismo ... [+]
15 de agosto de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia dramática del realizador francés Jean Becker (Paris 1938), escrita por Jean-Loup Dabadie y el propio Becker, con diálogos de Dabadie. Adapta la novela “La tête en friche” (2009), de Marie-Sabine Roger (Burdeos 1957). Se rueda en escenarios reales de la villa de Pons (Carente-Maritime, Francia). Producida por Louis Becker, se estrena el 9-V-2010 (Francia). La acción dramática principal tiene lugar en Pons a lo largo de unas pocas semanas de 2009.
Los protagonistas son Germain Chacez (Depardieu) y Margueritte Van de Veld (Casadesus). Germain, de poco más de 50 años, es alto, grueso, de ademanes toscos, trabaja en varias ocupaciones marginales (hortelano, vendedor de verduras en el mercado, transportista…). Campechano y extrovertido, es tenido por sus compañeros y compinches del pueblo por persona simple, ignorante, poco inteligente y simplona. Tras su imponente presencia física, esconde un corazón de oro y una bondad natural que no han erosionado ni experiencias de infancia traumáticas, ni la falta de afecto de una madre que no recibió y nunca supo dar cariño a los demás. Vive con su pareja, Annette (Guillermin), en una caravana aparcada en un lugar próximo a la cada de la madre (Maurier). Margueritte es una simpática anciana de 95 años, de 40 kg. de peso, antigua técnica de la OMS, por cuenta de la que trabajó como bióloga, farmacéutica, médico o similar, en el Zaire (Congo). Siente pasión por los libros y la lectura, depende económicamente de unos sobrinos que viven en Bélgica y padece un proceso macular que le afecta la vista de modo progresivo. Francine (Maurane), de 50 años, regenta el bar del pueblo y dispone de una furgoneta que deja a Germaine cuando se la pide. Annette, de unos 25 años, es conductora de un autobús de línea.
El relato se basa en la figura del enfrentamiento de contrarios, de manera similar a lo que ocurre en “Conversaciones con mi jardinero” (Becker 2007). Un hombre de media edad y una mujer anciana, él ignorante y ella de formación universitaria, él trabajador manual y ella pensionista tras años de trabajo como científica, entablan conversación y amistad. Comparten soledades, falta de comunicación, sensibilidades contenidas, necesidades de hablar, ser escuchados y escuchar, etc. Sobre bases emocionales y afectivas con elementos comunes, se desarrolla una amistad capaz de arraigar, prosperar y tener continuidad. Su historia, contada con sencillez y naturalidad, da lugar a un relato profundamente humano, esperanzador y entrañable. Los personajes principales, bien caracterizados, destilan la autenticidad de las personas ordinarias y se hacen acreedores de la simpatía del público y de su complicidad. Contribuyen a ello los destellos de inocencia, nobleza y sinceridad que proyectan sus figuras y los hechos que protagonizan.
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Los protagonistas son Germain Chacez (Depardieu) y Margueritte Van de Veld (Casadesus). Germain, de poco más de 50 años, es alto, grueso, de ademanes toscos, trabaja en varias ocupaciones marginales (hortelano, vendedor de verduras en el mercado, transportista…). Campechano y extrovertido, es tenido por sus compañeros y compinches del pueblo por persona simple, ignorante, poco inteligente y simplona. Tras su imponente presencia física, esconde un corazón de oro y una bondad natural que no han erosionado ni experiencias de infancia traumáticas, ni la falta de afecto de una madre que no recibió y nunca supo dar cariño a los demás. Vive con su pareja, Annette (Guillermin), en una caravana aparcada en un lugar próximo a la cada de la madre (Maurier). Margueritte es una simpática anciana de 95 años, de 40 kg. de peso, antigua técnica de la OMS, por cuenta de la que trabajó como bióloga, farmacéutica, médico o similar, en el Zaire (Congo). Siente pasión por los libros y la lectura, depende económicamente de unos sobrinos que viven en Bélgica y padece un proceso macular que le afecta la vista de modo progresivo. Francine (Maurane), de 50 años, regenta el bar del pueblo y dispone de una furgoneta que deja a Germaine cuando se la pide. Annette, de unos 25 años, es conductora de un autobús de línea.
El relato se basa en la figura del enfrentamiento de contrarios, de manera similar a lo que ocurre en “Conversaciones con mi jardinero” (Becker 2007). Un hombre de media edad y una mujer anciana, él ignorante y ella de formación universitaria, él trabajador manual y ella pensionista tras años de trabajo como científica, entablan conversación y amistad. Comparten soledades, falta de comunicación, sensibilidades contenidas, necesidades de hablar, ser escuchados y escuchar, etc. Sobre bases emocionales y afectivas con elementos comunes, se desarrolla una amistad capaz de arraigar, prosperar y tener continuidad. Su historia, contada con sencillez y naturalidad, da lugar a un relato profundamente humano, esperanzador y entrañable. Los personajes principales, bien caracterizados, destilan la autenticidad de las personas ordinarias y se hacen acreedores de la simpatía del público y de su complicidad. Contribuyen a ello los destellos de inocencia, nobleza y sinceridad que proyectan sus figuras y los hechos que protagonizan.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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Algunas críticas achacan a la película simplicidad. La obra es sencilla, pero no es simple. La narración explica una realidad rica en matices, llena de apuntes diversos y no exenta de toques dramáticos tan explícitos como los de una infancia difícil, enfermedades degenerativas, problemas de relación familiar, condiciones de vida sumidas en la marginalidad y la pobreza. Por lo demás, el film habla al espectador de la magia de los libros, la riqueza de conocimientos y experiencias que trasmiten, la belleza de las palabras, el placer de la lectura, la utilidad de escuchar al que lee en voz alta, el poder transformador que tienen los comentarios que acompañan la lectura en común de dos o más personas, el gozo que se deriva de la afición a la lectura, las virtudes de la conversación, la riqueza de la amistad, la compañía y la comunicación, la capacidad de mejora y cambio que siempre está al alcance de las personas, la espléndida posibilidad de la amistad sin barreras artificiosas impuestas por diferencias de edad y sexo, lo entrañables que pueden llegar a ser las personas mayores, la riqueza ingente en contenidos que trasmiten a los que les rodean, el respeto que merecen, etc.
El film añades apuntes sobre temas adicionales, relacionados con los centrales del relato. Nos referimos a las relaciones de pareja entre personas de edades diferentes, las frustraciones que afectan a las personas incapaces de dar y recibir cariño, el retrato que se compone de la vida rural en una población actual del suroeste francés, los personajes pintorescos que la pueblan (el que hace crucigramas en público), etc.
La banda sonora, del cantautor Laurent Voulzy, compone cortes instrumentales de melodías sencillas, que ambientan la acción en una dimensión emocional sumamente adecuada. Hace uso de una orquesta de 11 violines, 3 violonchelos, una guitarra y un clave, que ofrecen interpretaciones potentes y muy expresivas. Añade un fragmento de “La canción de Germain” y dos oportunas piezas ajenas: “La bella de Cádiz” y “Java Jules”. La fotografía, de Arthur Cloquet, en color, crea imágenes luminosas y encuadradas con pulcritud, que provocan percepciones de naturalidad, proximidad, calidez e intimidad. Los flash-backs aportan elementos de contraste. Necesarios o no, cumplen justa y eficazmente la misión que les asigna el realizador.
Algunas críticas achacan a la película simplicidad. La obra es sencilla, pero no es simple. La narración explica una realidad rica en matices, llena de apuntes diversos y no exenta de toques dramáticos tan explícitos como los de una infancia difícil, enfermedades degenerativas, problemas de relación familiar, condiciones de vida sumidas en la marginalidad y la pobreza. Por lo demás, el film habla al espectador de la magia de los libros, la riqueza de conocimientos y experiencias que trasmiten, la belleza de las palabras, el placer de la lectura, la utilidad de escuchar al que lee en voz alta, el poder transformador que tienen los comentarios que acompañan la lectura en común de dos o más personas, el gozo que se deriva de la afición a la lectura, las virtudes de la conversación, la riqueza de la amistad, la compañía y la comunicación, la capacidad de mejora y cambio que siempre está al alcance de las personas, la espléndida posibilidad de la amistad sin barreras artificiosas impuestas por diferencias de edad y sexo, lo entrañables que pueden llegar a ser las personas mayores, la riqueza ingente en contenidos que trasmiten a los que les rodean, el respeto que merecen, etc.
El film añades apuntes sobre temas adicionales, relacionados con los centrales del relato. Nos referimos a las relaciones de pareja entre personas de edades diferentes, las frustraciones que afectan a las personas incapaces de dar y recibir cariño, el retrato que se compone de la vida rural en una población actual del suroeste francés, los personajes pintorescos que la pueblan (el que hace crucigramas en público), etc.
La banda sonora, del cantautor Laurent Voulzy, compone cortes instrumentales de melodías sencillas, que ambientan la acción en una dimensión emocional sumamente adecuada. Hace uso de una orquesta de 11 violines, 3 violonchelos, una guitarra y un clave, que ofrecen interpretaciones potentes y muy expresivas. Añade un fragmento de “La canción de Germain” y dos oportunas piezas ajenas: “La bella de Cádiz” y “Java Jules”. La fotografía, de Arthur Cloquet, en color, crea imágenes luminosas y encuadradas con pulcritud, que provocan percepciones de naturalidad, proximidad, calidez e intimidad. Los flash-backs aportan elementos de contraste. Necesarios o no, cumplen justa y eficazmente la misión que les asigna el realizador.