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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
6
Romance. Drama Lydia, una bella mujer madura, se reencuentra con los hombres que amó en su juventud y recuerda las pasiones del pasado con la perspectiva que da el tiempo y la edad. (FILMAFFINITY)
28 de julio de 2007
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La evocación del pasado es un ejercicio que las personas tienden a hacer con frecuencia. El contraste entre el presente y el pasado suele ser fuente de satisfacción, complacencia y gozo. La película explora con ánimo crítico, no exento de humor, los recuerdos de juventud de Lydia, una bella mujer, que invita a sus antiguos pretendientes a realizar (1941) una sesión conjunta destinada a recordar sus relaciones, su amistad, sus encuentros y sus rupturas.

Los recuerdos personales tienden a idealizar los hechos, a estilizarlos, a convertir la realidad ordinaria en extraordinaria, a transformar circustancias molestas en sus contrarias (un día de lluvia intensa en un día de sol radiante). La subjetividad suele condicionar los recuerdos, mejorando el pasado y enriqueciendolo con elementos añadidos de ensueño.

Duvivier muestra con delectación los sesgos propios de la evocación del pasado y con ellos construye una atmósfera singular, de verdad, fantasía e ilusión, aderezada con trazos de intimidad, confidencias y confesiones, que elevan la acción a las cercanías de la irrealidad. De ese modo consigue dotarla de un nivel acetable de unidad e interés. En su discurso no oculta los riesgos del experimento, porque el pasado oculta recuerdos atenuados por el olvido que conservan en ocasiones la fuerza indoblegable de su propia objetividad. Su actualización puede revelar verdades ocultas, denunciar errores y situar a las personas en posiciones imprevistas e incómodas.

El film tiene la apariencia de un "collage" de episodios románticos que han llenado la vida de juventud de los protagonistas y que siguen vivos en la memoria 40 años después. El humor se hace presente, sobre todo, a través de la figura entrañable de tía Sarah, sus exageraciones, su rigor, su inversión ocasional de los roles de género, su amor oculto y las contradicciones entre sus mundos aparente y real.

La música, de Miklos Rozsa, reproduce una partitura original brillante y colorista, que incluye temas líricos ("Retrato de Lydia"), románticos ("Tema de amor"), ensoñadores ("El vals"), apasionados ("El color rojo"), tristes ("Hasta la vista"), desolados ("El mar") y triunfales ("Final"). Rozsa obtuvo una merecida nominación al Oscar. La fotografía, de Lee Garmes ("Scarface", 1932), exalta la belleza singular de Merle Oberon con encuadres de proximidad y contraluces de perfil, crea composiciones equilibradas y maneja con destreza un vibrante claroscuro. Se beneficia de un suntusoso vestuario de época (últimos años del XIX/primeros del XX) y el elegante diseño de producción de Vincent Korda.

La acción principal tiene lugar en Boston y NYC. El rodaje se realiza en EEUU, tras el inicio de la IIGM en Europa y antes de la entrada en ella de los EEUU (diciembre de 1941). El film, que se estrena el 18-IX-1941 en NYC, es el "remake" de la producción francesa "Un carnet de balle" (1937), del mismo Duvivier.
Miquel
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