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Voto de Miquel:
7
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Comedia. Western
Meredith (Henry Fonda), Mary (Joanne Woodward) y su hijo hacen un alto en su viaje y se quedan en un hotel de Laredo. Jugadores de todas partes, incluyendo al multimillonario Henry Drummond (Jason Robards, Jr.), se reúnen allí para participar en la partida de póker más importante del Oeste. A pesar de las recomendaciones de su esposa, Meredith cae en la tentación del juego y pierde todos los ahorros familiares. De repente, sufre un ... [+]
27 de abril de 2009
32 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer film para la gran pantalla de Fielder Cook (1923-2003), director y productor de cine y de televisión y guionista. El guión, de Sidney Carroll (“El buscavidas”, Rossen, 1961), adapta al cine su guión de televisión “Big Deal in Laredo” (1962). Salvo unas pocas tomas exteriores, se rueda en Warner Studios (Burbank, CA). Producido por Fielder Cook para Eden Productions/Warner, se estrena el 31-V-1966 (Houston, Texas).
La acción dramática tiene lugar en Laredo (Texas), con un epílogo en Black Creek (Texas), entre los últimos años del XIX y los primeros del XX, que son los que corresponden al reproductor sonoro de cilindros de cera con la grabación de canciones. Los personajes más acaudalados de la comarca tienen por norma reunirse una vez al año para jugar una partida de póquer al estilo del Oeste. La cita es en jueves a las 12:30 h en el salón posterior de Sam’s Saloon. Los cinco protagonistas de la partida son Henry Drummond (Robards), latifundista, millonario, avaro, insensible, autoritario, irascible y cruel; Benson Tropp (Bickford), propietario de la mayor empresa de pompas fúnebres de Texas, misógino, de pocas palabras y de carácter atormentado; Dennis Wilcox (Middleton), ganadero; Jesse Buford (Qualen), tratante de ganado; y Otto Habershaw (McCarthy), abogado en ejercicio. Tras el comienzo de la partida, llegan al establecimiento en busca de alojamiento Settlers Meredith (Fonda), pusilánime, enfermo, ex adicto al juego en fase de recuperación; Mary (Woodward), esposa de Settlers, estricta, decidida y sufrida; y el hijo de ambos, Jakie (Michenaud), de 10 años, travieso y desenvuelto. Intervienen además Joseph “Doc” Scully (Meredith), solitario médico local de Laredo, C. P. Ballinger (Ford), propietario del banco de Laredo, exigente y vanidoso.
El film suma comedia, drama y western. Focaliza la atención en una partida de póquer considerada como la más importante del Oeste por la cuantía de los importes que se juegan, la personalidad y el relieve social de los jugadores, su larga tradición (llevan 16 años jugándola) y la regularidad (se reúnen una vez al año en el lugar, día y hora convenidos). El acontecimiento suscita gran expectación. El ganador final se convierte en héroe popular de leyenda hasta donde alcanza la memoria. El ganador de las dos últimas ediciones ha sido Drummond.
El guión es irónico y sarcástico y su desarrollo es burlón, punzante y cáustico. Presenta una buena construcción de caracteres. Los diálogos son contundentes, breves y lapidarios. Los giros, los dobles y los triples giros, exentos de trampas artificiosas y ricos en sentido del humor, sorprenden, agradan y contribuyen a hacer del film una obra entretenida y divertida. La combinación de suspense y humor está bien conseguida: ambos factores se complementan mutuamente.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en Laredo (Texas), con un epílogo en Black Creek (Texas), entre los últimos años del XIX y los primeros del XX, que son los que corresponden al reproductor sonoro de cilindros de cera con la grabación de canciones. Los personajes más acaudalados de la comarca tienen por norma reunirse una vez al año para jugar una partida de póquer al estilo del Oeste. La cita es en jueves a las 12:30 h en el salón posterior de Sam’s Saloon. Los cinco protagonistas de la partida son Henry Drummond (Robards), latifundista, millonario, avaro, insensible, autoritario, irascible y cruel; Benson Tropp (Bickford), propietario de la mayor empresa de pompas fúnebres de Texas, misógino, de pocas palabras y de carácter atormentado; Dennis Wilcox (Middleton), ganadero; Jesse Buford (Qualen), tratante de ganado; y Otto Habershaw (McCarthy), abogado en ejercicio. Tras el comienzo de la partida, llegan al establecimiento en busca de alojamiento Settlers Meredith (Fonda), pusilánime, enfermo, ex adicto al juego en fase de recuperación; Mary (Woodward), esposa de Settlers, estricta, decidida y sufrida; y el hijo de ambos, Jakie (Michenaud), de 10 años, travieso y desenvuelto. Intervienen además Joseph “Doc” Scully (Meredith), solitario médico local de Laredo, C. P. Ballinger (Ford), propietario del banco de Laredo, exigente y vanidoso.
El film suma comedia, drama y western. Focaliza la atención en una partida de póquer considerada como la más importante del Oeste por la cuantía de los importes que se juegan, la personalidad y el relieve social de los jugadores, su larga tradición (llevan 16 años jugándola) y la regularidad (se reúnen una vez al año en el lugar, día y hora convenidos). El acontecimiento suscita gran expectación. El ganador final se convierte en héroe popular de leyenda hasta donde alcanza la memoria. El ganador de las dos últimas ediciones ha sido Drummond.
El guión es irónico y sarcástico y su desarrollo es burlón, punzante y cáustico. Presenta una buena construcción de caracteres. Los diálogos son contundentes, breves y lapidarios. Los giros, los dobles y los triples giros, exentos de trampas artificiosas y ricos en sentido del humor, sorprenden, agradan y contribuyen a hacer del film una obra entretenida y divertida. La combinación de suspense y humor está bien conseguida: ambos factores se complementan mutuamente.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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Subraya los aspectos que desea destacar con hechos de gran visualidad. La puntualidad se relaciona con vehículos a la carrera y la interrupción de importantes acontecimientos familiares (boda de una hija) o profesionales (turno de la defensa de un reo). La edispersión de los jugdores en el territorio se muestra intercalando imágenes de sus viajes.
Visualiza el humor y la ironía con recursos diversos, como el aspecto estrafalario de algunos personajes (traje fúnebre de Tropp), objetos y medios de transporte (coche funerario), situaciones (jugador sin nociones del juego), gestualidad (cara de póquer de Tropp), carácter personal (pomposa vanidad del banquero), la guasa y las burlas de los jugadores, etc. Los actores y las actrices que entregan trabajos personales notables y componen un trabajo colectivo bien articulado y coherente. Intervienen por última vez en cine Charles Bickford, un profesional de larga y fecunda trayectoria, y Chester Conklin, cómico que comenzó a trabajar (1913) en tiempos del cine mudo.
Se puede considerar que la obra forma parte del subgénero llamado “cine con sorpresa”, que incluye títulos como “La huella”, “El golpe”, “Sospechosos habituales”, etc. Se puede considerar, igualmente, que forma parte del subgénero de cine dedicado al juego (póquer), como “El rey del juego” (Jewison, 1965) y otros. El film, más allá del humor y la ironía, trata del amor, la vida de pareja, la búsqueda de la felicidad, las adicciones, la vanidad, la mentira, la envidia, la avaricia, la venganza, la puntualidad, la trascendencia del humor, etc.
La banda sonora, de Sidney Carroll (“Laura”), ofrece una partitura orquestal de tono solemne y épico, que canta la importancia de la partida de póquer. Comienza con un largo corte (“Camino de Laredo”), una marcha brillante y rápida, que acompaña los viajes de los jugadores. Destacan los cortes “Mary”, de gran lirismo, y “Regreso de Mary”, suma de lirismo, satisfacción e inquietud (tras la reparación de la carreta). Como música añadida, incorpora tres pasajes de la canción festiva “Ma Blushing Rosie” (en el reproductor, en el escenario de la sala de fiestas y junto al piano), popularizada por Al Jolson en torno a 1900. La fotografía, de Lee Garmes (“Tierra de faraones”, Hawks, 1955), en color (technicolor) y scope, aporta espectacularidad con planos picados, movimientos de grúa y largos travellings (banjos). Predominan las imágenes de iluminación escasa, que permiten crear claroscuros y contraluces de gran fuerza.
Visualiza el humor y la ironía con recursos diversos, como el aspecto estrafalario de algunos personajes (traje fúnebre de Tropp), objetos y medios de transporte (coche funerario), situaciones (jugador sin nociones del juego), gestualidad (cara de póquer de Tropp), carácter personal (pomposa vanidad del banquero), la guasa y las burlas de los jugadores, etc. Los actores y las actrices que entregan trabajos personales notables y componen un trabajo colectivo bien articulado y coherente. Intervienen por última vez en cine Charles Bickford, un profesional de larga y fecunda trayectoria, y Chester Conklin, cómico que comenzó a trabajar (1913) en tiempos del cine mudo.
Se puede considerar que la obra forma parte del subgénero llamado “cine con sorpresa”, que incluye títulos como “La huella”, “El golpe”, “Sospechosos habituales”, etc. Se puede considerar, igualmente, que forma parte del subgénero de cine dedicado al juego (póquer), como “El rey del juego” (Jewison, 1965) y otros. El film, más allá del humor y la ironía, trata del amor, la vida de pareja, la búsqueda de la felicidad, las adicciones, la vanidad, la mentira, la envidia, la avaricia, la venganza, la puntualidad, la trascendencia del humor, etc.
La banda sonora, de Sidney Carroll (“Laura”), ofrece una partitura orquestal de tono solemne y épico, que canta la importancia de la partida de póquer. Comienza con un largo corte (“Camino de Laredo”), una marcha brillante y rápida, que acompaña los viajes de los jugadores. Destacan los cortes “Mary”, de gran lirismo, y “Regreso de Mary”, suma de lirismo, satisfacción e inquietud (tras la reparación de la carreta). Como música añadida, incorpora tres pasajes de la canción festiva “Ma Blushing Rosie” (en el reproductor, en el escenario de la sala de fiestas y junto al piano), popularizada por Al Jolson en torno a 1900. La fotografía, de Lee Garmes (“Tierra de faraones”, Hawks, 1955), en color (technicolor) y scope, aporta espectacularidad con planos picados, movimientos de grúa y largos travellings (banjos). Predominan las imágenes de iluminación escasa, que permiten crear claroscuros y contraluces de gran fuerza.