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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
8
Ciencia ficción A mitad de los años treinta, la Segunda Guerra Mundial no ha estallado todavía, pero parece sentirse en el aire que se respira. Cuando llegue, acontecimiento inexorable para los futurólogos, supondrá una conmoción que dará origen a un futuro de desastres en el que se impondrá como única forma de gobierno la más feroz de las dictaduras. (FILMAFFINITY)
30 de septiembre de 2006
43 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producción de la London Films, realizada por el versátil y polifacético William Cameron Menzies. Adapta al cine la novela "The Shape Of Things To Come" (1933), de H.G. Wells, que interviene como guionista. Se rodó en b/n en Denham Studio y en exteriores de Denham y Dover, con un presupuesto ambicioso. El productor fue Alexander Korda.

La acción principal tiene lugar en Everytown, ciudad inglesa ficticia, entre 1937 y 2036 (100 años). Narra la historia de Everytown, atemorizada por la amenaza de guerra, sometida a bombardeos devastadores, destruida por una guerra a gran escala, en la que abundan los movimientos de tropas, las batallas de aviones en vuelo, las formaciones inmensas de bombarderos, las luchas de tanques, el uso de gases letales contra la población civil, etc. Después de unos 25 años de conflicto, los combatientes no saben por qué luchan y la Humanidad ha retrocedido a la de la Edad Media. En 1966 se extiende una peste mortífera y contagiosa, la "enfermedad errante". Durante la dictadura de corte medieval de "El Patrón" en Everytown, llega a la ciudad en avioneta futurista John Cabal (Raymond Massey), enviado de la organización "Comunicación Universal", con capital en Basra (Irak), que desea imponer un gobierno universal no democrático, basado en el sentido común, el orden, el comercio y el progreso tecnológico.

La película, una pieza pionera de Sci-Fi, es una obra vanguardista, adelantada a su época, de estética de "art nouveau" y cuidada grandeza visual. Anticipa la TV, los aviones sin hélice, los bombardeos de Londres, el estallido de la IIGM, los vuelos tipulados a la Luna. La tensión dramática se apoya en la tagedia de la guerra, la peste, el asesinato de los afectados por ella, el ascenso de dictaduras de estilo medieval y la carrera contrarreloj para activar el Big Gun antes de su destrucción por los seguidores exaltados de Theotopoulos (Cedric Hardwick), enemigo del progreso. La obra, antibelicista, subraya el sinsentido de la guerra, sus estragos y sus secuelas de muerte y enfermedad. Concibe las ciudades del futuro como urbes subterráneas, de alta tecnología, confortables, iluminadas por la luz de focos tecnológicos (no solar), respetuosas con el medio y sometidas al avance imparable del progreso.

La música, de Arthur Bliss, es espectacular e impactante. La fotografía dibuja con precisión el fantasma de los movimientos de tropas, la destrucicón de la ciudad y la proliferación de la muerte (con imágenes goyescas, como la del soldado muerto sobre una alambrada). Con la ayuda de unos decorados soberbios y un vistoso vestuario describe el mundo futuro. El guión construye un relato imaginativo e inquietante. La interpretación es adecuada y convincente. La dirección ensambla música, imagen, decorados, personajes y relato, en un conjunto sólido y consistente.

Película olvidada durante muchos años, de gran valor intrínseco y notable interés histórico. Imprescindible para amantes de la Sci-Fi.
Miquel
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