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Voto de Jorge López Fernández:
9
Intriga. Cine negro. Drama Una mañana, Jeffrey Beaumont (Kyle MacLachlan), después de visitar a su padre en el hospital, encuentra entre unos arbustos una oreja humana. La guarda en una bolsa de papel y la lleva a la comisaría de policía, donde le atiende el detective Williams (George Dickerson), que es vecino suyo. Comienza así una misteriosa intriga que desvelará extraños sucesos acontecidos en una pequeña localidad de Carolina del Norte. (FILMAFFINITY)
28 de septiembre de 2006
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Lynch volvió a mostrar con esta película uno de sus peculiares viajes a un mundo onírico, hipnótico, decadente, la cara oculta de nuestra sociedad, ese universo en el que nadie ajeno se quiere introducir, pero que se ven arrastrados a él, como lo ocurre a Jeffrey (Kyle MacLachlan) tras encontrar la oreja humana en el campo e indagar por su cuenta sobre su procedencia. Ese universo se muestra oculto tras una fachada de bondad, tal y como nos muestran los planos iniciales y finales de la película. Por ese motivo todo esto acabará suponiendo la pérdida de la inocencia para Jeffrey, que no es capaz de imaginar cómo es posible que alguien como Frank Booth (Dennis Hopper) pueda existir en este mundo, que él suponía tan lleno de buenos sentimientos. Pero el apoyo de Sandy (Laura Dern) le ayudará a superar todo ésto, sufriendo también ella un importante cambio en su visión del mundo.
Uno de los puntos más fuertes de la película resulta sin duda la magistral composición de Dennis Hopper ('Hoosiers, más que ídolos') como Frank Booth, uno de los villanos más retorcidos de la historia del cine, aunque no tan malvado como podría parecer a simple vista, ya que si ha llegado a ese punto es debido al amor obsesivo que sufre desde hace tiempo. Hopper muestra el gran sufrimiento de Frank por dentro, tras esa fachada de maldad, especialmente cuando escucha ciertas canciones, como la que da título a la película, 'Terciopelo azul'. Tampoco debemos olvidar a Isabella Rossellini ('La muerte os sienta tan bien') o a Laura Dern ('El precio de la ambición'), con unos trabajos magníficos, ni a Kyle MacLachlan ('Twin Peaks'), aunque este pase algo más desapercibido que sus compañeros de reparto, ya que probablemente sea el que menos oportunidades tiene de lucirse con su personaje de "chico bien". Y mucha atención a Dean Stockwell ('Air Force One') en su breve aparición como Ben, con una escena antológica gracias a una conocida canción, una linterna de obras y el inmejorable trabajo del actor. El trabajo de fotografía de Frederick Elmes resulta también magnífico, mostrando un universo oscuro cuando Jeffrey se encuentra con Frank y sus compañeros, mientras que cuando se encuentra en su casa, en el ambiente donde se siente a gusto, todo es más luminoso, con un importante uso del contraste mediante colores muy vívidos (las rosas son el mejor ejemplo al tener una impoluta valla blanca tras ellas), dando una sensación de bienestar. La partitura de Angelo Badalamenti también ayuda a crear estos ambientes, en especial en los momentos de misterio o angustia.
En resumen, magistral obra de Lynch, que evidentemente no es para todos los gustos, como todas sus películas, pero algo que nadie le puede negar es un increíble sello personal por parte del director, un aspecto que se echa muy en falta hoy en día entre las nuevas generaciones de directores, enseñados en su mayoría a producir películas como churros según unos patrones ya establecidos y sin arriesgarse lo más mínimo.
Jorge López Fernández
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